A pesar de las múltiples peticiones y reclamos de los habitantes, de las zonas urbanas de los corregimientos de Mariangola y Aguas Blancas -prácticamente- “desaparecieron” de la vista de los pasajeros y viajeros, porque quedaron por fuera de la carretera central convertida hoy en la Ruta del Sol, en el tramo Valledupar – Bosconia.
“El progreso nunca llegó de manos de los gobernantes, porque solo venían aquí a buscar votos, ahora será peor porque nos quitaron la expectativa de la esperanza de mejorar y de los recursos económicos para educación, salud y agua potable”, sostuvo María, de 45 años, quien desde hace 30 años vende empanadas en Mariangola.
Ella tenía un pequeño “puesto” a orilla de la carretera Valledupar – Bosconia, en donde vendía empanadas a los que transitaban por la vía. “Me levantaba todos los días a las 3 de la mañana y hasta las 10 de la mañana cuando vendía todo”, dijo.
María quedó desempleada. “Ahora vendo muy poco, desde que hicieron esa carretera nueva, antes me podía ganar entre 40 y 50 mil pesos los fines de semana, porque por la carretera vieja pasaban buses y carros y paraban aquí a desayunar, ahora es distinto”, dice. La última semana perdió dinero, porque “la gente del pueblo casi no compra”.
Para llegar, ahora, a Mariangola y a Aguas Blancas hay vías alternas, con muchos inconvenientes de acceso. Alegan los habitantes que se sienten frustrados y desamparados, porque según una información de El Pilón en enero del 2021, en una reunión con la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, la Gobernación del Cesar propuso realizar ajustes a la Ruta del Sol, en el tramo Valledupar-Bosconia con el propósito de evitar afectaciones en la movilidad y el acceso a las comunidades ubicadas en esta ruta. Sin embargo, esos ajustes nunca se vieron.
Para esa época también se habló y acordó la construcción de retornos entre los corregimientos de Mariangola y Aguas Blancas y otras poblaciones más pequeñas, pero todo resultó inútil.
Por la “desaparición” de los dos corregimientos muchos habitantes quedaron desempleados porque los productos manuales y de manufactura ya no tienen compradores. “Aprovechábamos que los buses y carros paraban y le ofrecíamos nuestros productos a los pasajeros, pero ahora nada de eso se puede”, confesó Javier un vendedor de limones.
Además, se dificulta ahora el transporte de los cultivos de pan coger de la sierra, hasta los centros de acopio, afirman.
Otro de los problemas que empiezan a florecer es la inseguridad. Con el cierre del acceso de la carretera nacional ven el incremento de la inseguridad para los viajeros por las vías que dan acceso a la Ruta del Sol. Son varios los afectados por atracadores. “Delincuentes en motocicletas aprovechan la soledad de la carretera y nos atracan”, dicen los habitantes.
La construcción de la Ruta del Sol entre Valledupar y Bosconia es una novedad sin igual, con otros inconvenientes, muchos choferes se han desviado por las rutas de acceso por la falta de información en la vía y otros se sorprenden por la magnitud de la obra y la aplauden como progreso para evitar accidentes y dar mayor movilidad a los conductores.
En fin, la Ruta del Sol no solo ha advertido la majestuosidad de la obra, también hay inconformidad de habitantes que han visto frustradas las posibilidades de desarrollo de sus pueblos por una vía nacional de la cual tenían sustento muchas familias y regresar al ostracismo de un Estado que le importa más el piso, el cemento, que la vida productiva de unos pueblos desamparados. Hasta la próxima semana. tíochiro@hotmaul.com @tiochiro.