La próxima semana se cumplen los primeros cien días en la era Petro, los cuales fueron dedicados a conformar el gabinete ministerial, reorganización de las estructuras de las fuerzas militares, expedición de decretos, radicación de un paquete de leyes en el Congreso, viajes internacionales y polémicas propuestas de cambio en las políticas ambientales, mineras energéticas, agraria, salud y electoral, entre otras.
Lo más destacado en el arranque de este nuevo gobierno ha sido la aplanadora de la coalición de partidos políticos que apoyan al gobierno, liderada por los liberales, la U y conservadores. Durante estos cien días de legislatura, se aprobó la reforma tributaria, la ley de Paz total, el Presupuesto General de la Nación, la declaración de los derechos del campesinado y la ratificación del Acuerdo de Escazú.
De aquí en adelante, el gobierno tendrá muchos desafíos que afrontar para sacar de la sala de urgencias la economía del país.
Los indicadores económicos más importantes, como la inflación, tasa de desempleo, índice de pobreza monetaria, producto interno bruto, tasa de interés, balanza comercial, índice de precios al consumidor y devaluación del peso, están pasando de semáforo amarillo a rojo. Es ahora cuando más se requiere prudencia, coherencia y coordinación, entre Palacio de Nariño y las carteras ministeriales, para crear confianza ante la banca multilateral, la inversión extranjera y el comercio internacional.
En el plano interno, se requiere que el gobierno trabaje en armonía con el sector empresarial. Sin ellos, no se puede generar riqueza, trabajo y recaudo fiscal, para sostener al Estado.
En la cartera agropecuaria, los desafíos son enormes. A la ministra Cecilia López le tocó lidiar con un sector que ha sido golpeado muy fuerte por el invierno, el mal estado de las vías, los altos costos de los insumos agrícolas, el aumento en los precios de los combustibles y las altas tasas de interés. Bajo estas circunstancias toca ser muy creativos y eficaces en la ejecución de los programas de ayudas e incentivos para lograr en el corto plazo, neutralizar la inflación, incentivar la inversión en la producción de alimentos y materias primas, aumentar la productividad en las explotaciones agropecuarias y bajar el costo país.
Para lograr lo anterior, la ministra deberá definir cuánta agricultura quiere fomentar, dónde y cómo la va a desarrollar para que pueda apropiar los recursos de financiamiento, los cupos de créditos de fomento y los incentivos económicos por subsector. Si queremos garantizar la comida a 50 millones de colombianos, crecer nuestras exportaciones y sustituir importaciones de alimentos subsidiados para generar esos empleos y riquezas en nuestro campo, vamos a necesitar que el ministerio de Agricultura destine por lo menos el 50% de su presupuesto de inversión ($1.5 billones anuales) para garantizar una tasa de interés por debajo de la inflación; subvencionar las coberturas de precio y riesgo climático; destinar un incentivo sobre las inversiones en biotecnologías, sistemas de riego, drenajes, tractores, equipos e infraestructura de secamiento y almacenamiento.
Reflexión final. “El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene; y de explicar después por qué fue que no ocurrió lo que predijo” Wiston Churchill