Será un año de tirantez y desafíos, bienvenido 2022. Oportuno recordar frases del papa Francisco en sus homilías: “Somos cristianos, pero no corruptos. Basta. Herir a una mujer es ultrajar a Dios, que tomó la humanidad de una mujer”.
Así mismo, nunca mirar atrás para lamentar por lo que no se logró. Agradece las lecciones vividas. Libera el pasado y espera con prodigio poniendo en sana práctica la virtud del amor, el servir y la gratitud ante el omnipotente Divino.
Entremos a la reflexión. Durante el año 2021 varios episodios generaron un estallido social. El fracaso de políticas económicas, laborales, reformas insensatas y los colectivos de corrupción que lograron sus cometidos ante las necesidades que atraviesa el país.
La pandemia del COVID-19 desafía el descuido de muchos ciudadanos y la variante ómicron está aumentando la línea de contagios.
Una vez más, los expertos en el tema se pronuncian alertando. Aunque esta es menos letal es más contagiosa. Norteamérica prevé una caída de su economía y hoy supera el millón de contagios, sintiendo los efectos de la variante ómicron.
Colombia tiene las mayores riquezas naturales, amparadas por una Constitución política, la supremacía y protección de los Derechos Humanos.
Preciso recordar a Martin Luther King: “Los disturbios son el lenguaje de los que no han sido escuchados”, reflexión que llega al departamento de La Guajira y la región Caribe para las próximas campañas legislativas y presidenciales.
Denunciar con entereza se exhorta a la sensatez y se pone límite a las decisiones emotivas y coyunturales ligadas por décadas en desaciertos políticos, detrimento a los recursos públicos, irregularidad en la contratación pública y abandono de políticas socioeconómicas, las cuales han truncado el desarrollo en varios sectores del país.
Con dolor de patria, el desacelere económico es evidente. El departamento no ha podido cerrar brechas que subsisten en la microeconomía informal, que constituye ese ingreso per cápita de cada familia vulnerable y, por supuesto, nadie está exento de vivir una travesía análoga.
Es hora de detener el naufragio de los mismos laberintos de silencio, conformismo, desigualdad de derechos y discursos irresponsables en estas épocas, acompañados de falacias con triunfo frágil ante un pueblo transgredido que implora garantías y oportunidades de emprendimiento.
Al estrechar lazos en varios municipios es palpable la efervescencia que caracteriza el copartidario de nuestra idiosincrasia, pero no lo es todo.
Se requiere con prioridad mitigar muchas problemáticas, no es fácil exigir resultados inmediatos, pero sí es cierto que proyectos socioeconómicos viables y medibles nunca fueron priorizados y gestionados por iniciativas legislativas, departamentales y municipales.
Hoy por hoy, sin tinte político, la juventud deberá propiciar escenarios de pulcritud con conocimientos, experiencia, resultados y enaltecer con decoro la administración pública, y no simular vergonzosos hechos que empañaron a congresistas.
Los 2.800 candidatos inscritos que aspiran a ocupar una curul a Senado y Cámara, a los pre y candidatos a la Presidencia: no pueden repetir esas conductas reprochables.
Nos corresponde juzgar con determinación el día de las votaciones con el Génesis de renovación, transparencia de respeto, por el bien común y la prevalencia de la Constitución política ante el delito.
Así las cosas, recuerdo la frase célebre del inmortal Luis Carlos Galán Sarmiento: “No hay democracia si no entiendes a la nación como una misión colectiva, un compromiso de todos. ¡Viva el Nuevo Liberalismo!”.
Raúl Dangond