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Todo depende si gana el SI o el NO

Con el pronunciamiento de la Honorable Corte Constitucional sobre el plebiscito por medio del cual los colombianos en el marco de la democracia participativa expresaremos si aceptamos o no lo acordado en La Habana entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las Farc, se cumple una etapa más del proceso que pretende terminar con una parte de esta guerra.

El anuncio promulgado en el mes de junio revivió las esperanzas que parecían naufragar en el mar de las dudas y preocupaciones ante las prolongadas conversaciones a las que el mismo presidente Santos no se atrevía a colocarle fecha limite; ahora superada la fase que le correspondía al alto tribunal en lo constitucional, solo resta que se aborden los temas definitivos y se firme el anhelado acuerdo de paz.

Desde ya anuncio mi voto positivo respaldando este proceso, aunque pienso que la convocatoria era innecesaria, la reelección del presidente Juan Manuel Santos no puede verse como forma distinta a una autorización del pueblo para que continuara, liderara y orientara todo lo relacionado con los diálogos de paz; esa fue su propuesta de campaña y sería ilógico votar por el NO en el plebiscito, si mi voto por el señor Santos constituía un aval a su propuesta que hoy más que nunca se ve como una posibilidad tan cercana, tan viable, tan real.

Pero me llaman la atención dos cosas; la primera, muchos están confundiendo el entusiasmo alrededor de la paz con una oportunidad de revancha política, no se puede usar el discurso de la paz para intimidar y acorralar a quienes no caminan en el sentido del SI al proceso, precisamente el plebiscito permite expresar nuestra posición a favor o en contra de la iniciativa y por lo tanto las posturas deben respetarse, por ello es inadmisible que si usted lleva en su boca el discurso de la paz, agreda las otras posiciones; siendo así usted no será un discípulo de la paz sino un hipócrita, queriendo audiencia con un libreto difícil de creer.

Por otro lado, al llegar el momento clave de todo este proceso, me refiero al conocer los resultados del Plebiscito, se da por descontado que un triunfo del SI implica mover al Estado y la sociedad para las transformaciones planteadas en el acuerdo; pero no se puede perder de vista la eventualidad de un éxito de quienes proponen el NO.

Con todo esto no dejo de recordar al exprimer ministro británico David Cameron, la primera víctima de lo que se conoció como el Brexit; Mr. Cameron renunció a su cargo y le dio paso a la conservadora Theresa Mary May, una vez conoció los resultados del referéndum en el que se permitió que Reino Unido escogiera permanecer en la Unión Europea ó salir de ella, la mayoría optó por lo segundo. El interrogante es ¿después de dos mandatos, de una entrega absoluta a la mesa de La Habana y arriesgando todo a nivel personal y político, el presidente Santos estaría dispuesto a renunciar si pierde el plebiscito?, la respuesta es no, este no es el Reino Unido y Santos no es Cameron, así que debemos votar con seriedad, pero prepararnos para las consecuencias que se desprendan de ese voto.

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Carlos Andrés Añez Maestre: