El pasado domingo sintió, nuestra enfermiza democracia, un campanazo de alerta; sólo el 40% de los electores sufragó. Las opciones eran dos: mantener el statu quo o producir un cambio; dentro de la primera estuvieron cuatro candidatos proponiendo mantener la guerra o alcanzar la paz; se impuso la tesis de seguir en guerra con el 29.3% de los votantes pero solo con el 11% de la base electoral que, de mantenerse esta tendencia, no sería posible la gobernanza. Sería una democracia sub júdice; en la otra esquina estuvo Clara López ofreciendo el cambio y solo el 15.2% la siguió.
¿Cuántos abstencionistas quieren el cambio?La verdad es que aquí no hay propuesta de cambio que valga, se vota por pasiones. Ninguna de las encuestas midió lo que quería la gente; no sabemos si es que no les gustó el abanico de aspirantes, o no se identificaron con los temas tratados, o no les importa la suerte del país, o no les preocupa quiennos gobierne, sabiendo que el crimen no paga.
Es doloroso que la indiferencia haya cooptado a la mayoría de los colombianos.Creo quetendremos que racionalizarnuestro voto en la segunda vuelta; la patria por encima del caudillismo. Pero, son muchas las preguntas por formularse antes de sufragar.
¿Qué tan cerca estamos de caer en manos del neo paramilitarismo y de una dictadura? ¿Qué tan cerca nos encontramos de una guerra con Venezuela y Ecuador? ¿Cuán larga e intensa será nuestra guerra interna? ¿A qué grado de impunidad llegarán los presos por parapolítica? ¿A qué grado de sometimiento estará el medio ambiente frente a la minería salvaje? ¿Cómo avanzaría la restitución de tierras a los campesinos desplazados, curiosamente en la era de la llamada seguridad democrática? ¿Cuántos campesinos más tendrán que morir en su intento de recuperar sus tierras y producir nuestra canasta vital? ¿Cuántos secretos de lasalianzas de la narcoparapolítica serán sepultados? ¿Cuántos perderán su privacidad en la red de espionaje? La situación para el 15 de junio es clara; las tesis entre guerra y paz ya fueron dirimidas en la primera vuelta, insistir en ellas es perder. La suerte del país está en manos de los verdes con sus votos de opinión, del Polocon su disciplina, y de los abstencionistas sensatos; pero a la propuesta de paz hay que sumarle el cambio de modelo económico sin extremismos ideológicos.
¡Nos espera el peor de los mundos!
Otro sí. Si el asesor espiritual de Zuluaga hacía lo que vimos, ¿qué hará el jefe de las chuzadas? ¿Qué hará el asesor de magia negra?