La alternativa entre democracia y comunismo, como algunos la plantean, no es viable porque este no existe y ni ha tenido lugar, ni siquiera en la URSS tras 70 años del experimento. En los primeros años de la revolución bolchevique se planteó esta tesis como una segunda fase del socialismo en la cual cada quien tendría beneficios según sus capacidades y sus necesidades. Tampoco la China lo adoptó; aquí existe una economía de mercado centrada en el Estado.
Ha sido un experimento exitoso tal que en 50 años de ensayo se convirtió en la 2ª economía más grande del mundo y sacando de la pobreza a 800 millones de personas y en los últimos ocho años a 100 millones de la miseria. Esta es una demostración fehaciente de que el Estado sí puede dirigir la economía de un país, algo keynesiano. Sin embargo, los ideólogos de la derecha lo siguen presentando como un fantasma, infundiendo el pánico económico para obtener réditos electorales.
La alternativa válida es entre democracia y dictadura, no hay puntos medios, que puede ser de derecha o de izquierda, con iguales resultados; un ejemplo lo son Franco y Stalin. Pero, ¿qué es democracia? No basta que se celebren elecciones y haya tres poderes pero sin independencia y medios cooptados; aquí no hay democracia, esta no puede existir donde se privilegie el orden y el principio de autoridad que tiene origen teologal.
La democracia tiene que ser dinámica, el estatismo es la muerte; la entropía es el fundamento de la vida, así lo dice la termodinámica. Pero el mundo no cambia por caprichos de nadie y menos de los zarrapastrosos; tienen que darse condiciones específicas como ocurre hoy en Colombia y que alguien, con criterio patrio, las interprete; las guerras son de tipo económico, geopolítico y religioso y cuando el sistema flaquea piden medidas de fuerza contra los de abajo; da pesar de quienes así piensen; estos juegan a la desinformación, la estigmatización y la mentira; tienen el cerebro y el corazón en el bolsillo.
Si una persona reclama, dicen que es resentida, mantenida y floja y que fomenta el odio y la lucha de clases, que es tan antigua como la humanidad. Por eso existe gente de bien y vándala, definiciones que dan ellos, no los reclamantes. ¿Cómo estandarizar la población? Con más muertos, mutilados, violados y desaparecidos, con el sofisma de que estos quieren domeñar la voluntad popular. La voluntad popular solo se domeña con las armas que las tienen el Estado y su elite; eso es lo que estamos viendo en estos momentos en Colombia donde muchas familias lloran sus muertos, ajusticiados con armas del Estado gendarme y de algunos civiles. Más, según una desalmada senadora, para llorar las penas solo basta un ojo. Pedir equidad no es un pecado, esta no consiste en que todos seamos ricos o todos pobres; es tener igualdad de oportunidades como la tienen los marchistas que corren en la misma pista y a la misma hora, donde unos ganan y otros no; más, esto no atenta contra la equidad. ¡Qué forma de distorsionar la realidad!