En los últimos días, luego de conocidos los resultados de las consultas de los partidos Conservador y Verde, en las cuales como es por todos conocido resultaron favorecidos Noemí Sanín Posada y Antanas Mockus Sivicas, la política nacional ha tomado un camino bien particular: se ha reducido al tema de las encuestas.
Se han publicado, en menos de dos semanas, tres encuestas: una de Gallup, otra de la firma Datexco, y la última realizada por Ipsos-Napoleón Franco, financiada por RCN radio y Televisión y la Revista Semana.
Las tres encuestas tienen en común que muestran una gran coincidencia en las tendencias que presentan y en las mismas aparece de puntero, Juan Manuel Santos Calderón, el candidato por el Partido de la U, con un 36 por ciento de la intención de voto; en segundo lugar, Noemí Sanín Posada con un 17 por ciento y en tercer lugar el matemático y ex alcalde de Bogotá, Antanas Mockus Sivicas, del Partido Verde. En el cuarto lugar aparece Germán Vargas Lleras de Cambio Radical, en el quinto lugar, Gustavo Petro del Polo Democrático, seguido por Sergio Fajardo, de Compromiso Ciudadano por Colombia y de último aparece el candidato del partido Liberal, Rafael Pardo Rueda; en la última encuesta citada.
Estos resultados de las encuestas son un insumo valioso, insistimos, para los periodistas, como también para los analistas políticos y – en general- es un buen tema para la conversación en cafés, en las calles y en las visitas, etc; pero hasta ahí.
Las encuestas son un procedimiento técnico para conseguir información (opiniones), de un grupo de sujetos (muestra) con el cual se pretende y se busca representar un universo mayor (universo) dentro de unos márgenes de error, supuestamente controlados.
Ese instrumento mide opiniones que a su vez guardan relación con la situación cultural del país y los cambios en esos estados (como si fueran fotografías) de esa opinión y sus cambios (como si fueran una secuencia fotográfica); esas encuestas se aproximan a la opinión, pero no son la opinión. La opinión sería, en efecto, si se pudieran conocer en su totalidad la votación de toda la población potencial electoral o, por lo menos, de los ciudadanos habilitados y dispuestos a votar.
Pero las encuestas no pueden sustituir a la política; en esta coyuntura del actual debate se requieren más propuestas y menos encuestas. Colombia es un país con muchos problemas, políticos, económicos y sociales.
A pesar de los ocho años de Uribe y su política de seguridad democrática, el país aún padece un viejo y complejo conflicto armado; está el tema del narcotráfico, que sigue vivito y coleando, para no insistir en tema trascendentales y que afectan a los colombianos más pobres, como el tema del desempleo, la pobreza y la política social, entre otros.
Los colombianos requieren conocer todas las propuestas de los candidatos, por igual; y estos merecen una divulgación equitativa de sus propuestas, sobre todos estos temas. Y los medios de comunicación estamos en el deber de informar, analizar y comentar las principales propuestas de todos los candidatos y no sólo de unos cuantos.
Las encuestas tienen el efecto perverso que hacen que algunos periodistas y algunos medios de comunicación se concentren sólo en los candidatos más opcionados, según las encuestas, y estos son los temas y mensajes que se le transmiten a la ciudadanía.
Las encuestas son sólo un instrumento para conocer la situación de la opinión; pero en este momento de la campaña, lo que se requieren son más propuestas concretas sobre los problemas antes mencionados, más debates y confrontación de esas propuestas, en lugar de seguir reduciendo el tema de la política nacional a los resultados de unas encuestas.
Por lo tanto, debemos reiterar que las encuestas no pueden remplazar a la política misma, los debates y las confrontaciones, con argumentos y con altura, como tampoco la voluntad popular, la verdadera opinión, que sólo se conocerá el próximo 30 de mayo, en la denominada primera vuelta. Esa es la verdadera democracia y los medios de comunicación debemos contribuir al fortalecimiento de la misma.