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Del acuerdo a la Institucionalidad

El Acuerdo Final para la “Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera”, no es el acuerdo deseable, el que todos quisiéramos, pero es lo mejor posible y viable para Colombia. El documento final disponible para todos describe adeudos históricos, en materia económica, política y social; asimismo, compromisos para las partes en la negociación. La gran mayoría de los compromisos de lo acordado corresponden al Estado colombiano, situación coherente. No entiendo por qué el Centro Democrático lo recibe con extrañeza.

Seguramente si fuese lo contrario, tuvieran argumentos suficientes para afirmar que el proceso de paz es la entrega del país a las Farc. Por crear falsas expectativas en torno al Proceso de Paz, cada día pierden credibilidad. ¿Por qué son fatalistas con el fin del conflicto con las Farc? Presagian lo peor, en vez de actuar como estadistas y coadyuvar en la construcción de la República.

Colombia es un país con diversidad de problemas, las Farc es uno de ellos, lograr desarmarla no nos convertirá espontáneamente en Suecia o Suiza, es un despropósito semejante consideración, no obstante, sus acciones que derivan en victimas disminuirán considerablemente. La dejación de armas, reincorporación a la sociedad civil y procesos de convivencia, procura romper ciclos históricos de violencia. En el pasado reciente lo intentamos con el Plebiscito de 1957 y con la expedición de la Constitución Política de 1991, en todo este tiempo ha faltado institucionalidad para construir sociedad y nación, penosamente el enfrentamiento entre la dirigencia política y su connivencia con la organizaciones ilegales y el narcotráfico ha generado mayor violencia y crecimiento de las brechas de desigualdad e inequidad.

Construir Nación y Sociedad con base en la institucionalidad, significa que no sigan muriendo niños de hambre en La Guajira ni en cualquier otro rincón del país, acabar con la manipulación del Sistema Electoral y la compra de votos, lograr cobertura en servicios públicos con calidad, continuidad y oportunidad. Podría continuar con el listado de malas prácticas que nos debilitan como Estado, pero abreviándolo en Corrupción gano tiempo y espacio, y concluyo que es el principal problema que tenemos. El Acuerdo Final de Paz será bueno en la medida que las instituciones ejecuten sus fines con fundamento en los lineamientos del buen gobierno. En Colombia hemos sido capaces de gobernar un país con problemas, espero que no seamos incapaces de gobernar el país del Pos Acuerdo. Lo defino de esta manera porque el conflicto seguirá vigente mientras continúen en la ilegalidad el Eln y las Bandas Criminales.

En el Plebiscito del próximo 2 de octubre los colombianos, particularmente la población más joven, tenemos una gran oportunidad y responsabilidad con nuestro voto de definir el futuro. No hay derecho a ser indiferente al plebiscito. Sería histórico si logramos duplicar o triplicar el 13 por ciento del umbral definido. Con ese resultado estaríamos llamando la atención a Gaviria, Serpa, Pastrana, Vargas Lleras, Petro, Ordoñez, Uribe, Santos y, por su puesto, a los dirigentes del movimiento político que constituyan las Farc.

El Pos Acuerdo no debe ser escenario para seguir con la retórica del Socialismo del Siglo XXI o el Castrochavismo, al contrario, es tiempo para ejercer la labor institucional con decoro y probidad del mismo modo con transparencia del ejercicio de la actividad política. Es pertinente resaltar que los promotores del NO en el Plebiscito no serán segregados, hacerlo contraviene los propósitos de convivencia y la paz duradera, habrá espacios para encontrar puntos de convergencia.

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