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Degradación de conflictos internos colombo-venezolano

En ciudades como Valledupar hacen presencia numerosas personas provenientes de Venezuela en busca de un mejor futuro.

La evolución del derecho internacional humanitario discrimina dos clases de confrontaciones a pesar de que en principio solo existían los conflictos de carácter internacional, es decir la guerra declarada entre Estados. Actualmente observamos otro tipo de conflictos o nuevas guerras entre los Estados y grupos armados en los cuales se dificulta establecer fronteras y objetivos concretos de acción (Pizarro 2014 p. 38, 39).

La tan mencionada guerra fría que aparentemente eran conflictos aislados entre grupos que se alzaban en armas contra los gobiernos democráticamente establecidos se ajustaban perfectamente a estas denominaciones, sin embargo hoy día podríamos decir que simplemente hacían parte de los conflictos de carácter internacional con características de degradación dependiendo el contexto socio-político de cada Estado, un proceso de búsqueda por la colonización de unos Estados más fuertes hacia otros no tanto o en proceso de desarrollo.

Experimentamos la declaración de instrumentos universales que protegen a la persona humana como producto de luchas entre los Estados para abolir las injerencias entre las potencias mundiales y la forma en que se practica el uso de la fuerza, a través de un sistema universal de protección de derechos humanos, lo cierto es que a veces no resulta tan efectivo poner en práctica todas y cada una de los conveníos, tratados o leyes internas para prevenir el uso desmesurado de la fuerza o proteger a las personas de las violaciones a sus derechos inherentes e inalienables.

El contexto regional subsiste hoy en medio de dos conflictos de naturaleza interna si así lo queremos caracterizar; Colombia, un país de derecha con una clase política fortalecida y beneficiada de los factores que han propiciado el fortalecimiento del conflicto, pero que busca a través del diálogo poner al mismo (único medio para conseguir la transición de un estado de guerra a un estado democrático y de derecho) con la guerrilla más antigua del país, las Farc, que en su momento de conformación divulgó un discurso de reivindicación social y lucha por la clase menos favorecida (el pueblo).

En otro contexto nuestro país vecino, Venezuela, atraviesa por una de sus peores crisis política, social y humanitaria; como lo revelan diversos informes de organismos internacionales, donde se exponen que después de la muerte del presidente de Venezuela, Hugo Chaves Frías, se ha agudizado la situación de gobernabilidad, ubicando el punto crítico en la devastación progresiva de la economía, tanto así que algunos diarios latinoamericanos hablan de una guerra civil; sin lugar a duda la percepción de desestabilización y vacío en el poder es evidente y aunque la desinformación reinante en Venezuela busque ocultar la situación actual y real de la grave violación de los derechos individuales y colectivos de los ciudadanos venezolanos, sabemos que tarde o temprano llegará un proceso de estabilización y sobre todo de reivindicación a todas y cada una de las situaciones que propician factores de victimización en esa sociedad.

Sumado a lo anterior, como resultado de la larga confrontación armada en Colombia observamos por ejemplo que en zonas fronterizas, particularmente en el departamento del Cesar, se han identificado más de 300.000 víctimas, cifras publicadas en el RUV (Registro Único de víctimas) de este país, lo que hace pertinente mencionar que nuestro Departamento ha sido y sigue siendo un corredor estratégico para el tráfico de armas y drogas por la conformación geográfica y caminos valiosos que brinda la Serranía del Perijá, donde han tenido lugar el mayor número de desplazamientos internos y desplazamientos hacia el país vecino, Venezuela.

Ahora bien, si mencionamos el flagelo del desplazamiento forzado de nuestros connacionales por circunstancias diferentes al conflicto armado interno, cabe señalar la experiencia vivida por muchos de los colombianos deportados por el gobierno de Nicolás Maduro debido a señalamientos indiscriminados e ilegales por pertenecer a grupos paramilitares en jurisdicción de Venezuela, originados por un proceso de agudización del conflicto en Colombia como mecanismo para erradicar la guerrilla y que según el gobierno del cuestionario mandatario, tras los procesos de desmovilización estos grupos se trasladaron hacia esa zona de Venezuela.

Son entonces, este tipo de situaciones, las que dificultan aún más diferenciar entre conflicto de carácter internacional o de carácter no internacional por ello, más allá de darle un nombre es tener claro que jurisdicción es aplicable.

Para concluir, la inseguridad por la que atravesamos los cesarenses o mejor aún los valduparenses, puede ser originada por las condiciones de desigualdad, pobreza, inseguridad, desabastecimiento y desinformación por la cual está pasando nuestro país vecino; pero la idea no es echarle el agua sucia a Venezuela, Colombia también aporta ciertos factores como la desconfianza institucional, inseguridad propia, desigualdad y falta de oportunidades, esto con el fin de dejar claro que los perpetradores de hurtos, asesinatos, extorsiones entre otras acciones delictivas también son colombianos y que además estos hechos no sobrevienen de situaciones aisladas ni dependen únicamente de los mandatarios o porque hay bonanza en la ciudad; todo es producto de circunstancias de la historia de nuestras sociedades que luchan por algún día vivir en una mejor Nación.

 La inseguridad por la que atravesamos los cesarenses o mejor aún los valduparenses, puede ser originada por las condiciones de desigualdad, pobreza, inseguridad, desabastecimiento y desinformación por la cual está pasando nuestro país vecino; pero la idea no es echarle el agua sucia a Venezuela, Colombia también aporta ciertos factores como la desconfianza institucional, inseguridad propia, desigualdad y falta de oportunidades.

Por José Luis Blanco Calderón

 

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