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Defendamos el cerro de Hurtado

El cerro de Hurtado o ‘Minakalwa’, por su nombre indígena, es una reserva ecológica con gran variedad de fauna y flora, de admirable belleza paisajística, adornado por cañahuates y puys florecidos en marzo. Aunque es un territorio sagrado para los pueblos de la Sierra Nevada, actualmente se encuentra en peligro por cuenta de un proyecto de construcción que privilegia intereses económicos particulares y que afecta un patrimonio de todos.

En la manzana F del Cerro, Urbanización Santa Rosalía, se pretenden construir 33 viviendas campestres, tipo casas de recreo con patio hacia el cerro que contra viento y marea quieren hacer en esta reserva so pretexto de ser propiedad privada. Es claro que construir allí sería el comienzo para urbanizar todo el cerro. Tal propósito es un ecocidio que atenta contra un santuario de 37 hectáreas de biodiversidad de bosque seco tropical, de gran importancia ecosistémica.

El cerro es un pulmón de la ciudad que en tiempos de cambio climático contribuye a limpiar el aire con material particulado que respiramos y aminora las altas temperaturas. No debería haber necesidad de señalar todas las funciones del cerro para entender que una reserva ecológica declarada por el Concejo municipal se protege y no se toca en su integridad. Tan sencillo como eso.

Pero lamentablemente los temas ambientales poco o nada interesan a la dirigencia local. Allí tienen el ejemplo del río Guatapurí, orgullo de todos, explotado por finqueros y publicitariamente por el turismo pero sin ningún tipo de protección, donde son los jueces quienes tienen que ordenar su salvaguarda ante la falta de una política pública.

Ni siquiera la siempre cuestionada Corpocesar, que sin estudios ambientales serios dice que la construcción en el cerro no tiene impacto ambiental significativo y además está permitido por el POT. Es decir, sí hay impacto a la reserva ecológica, pero no importa, al final el daño no es tan grave.

¡Hágame el favor! La autoridad ambiental del departamento colocando una norma urbanística por encima de la Constitución que establece el derecho al medio ambiente sano y da el mandato a las autoridades de protegerlo.

Por su parte, la Alcaldía y el Concejo Municipal han pasado de agache con el tema. A la primera, el movimiento ambientalista le ha pedido articular todos los actores para la defensa del cerro y al segundo la promoción de un nuevo acuerdo o modificación del POT que garantice su integridad. Sin embargo, siguen evadiendo el tema para no comprometerse mucho. Por fortuna han sido los valientes líderes ambientales como Luis Maestre, La Mesa del Árbol, la Plataforma de Juventudes, organizaciones y comunidades indígenas quienes han alzado la voz para defenderlo.

Pero no se puede bajar la guardia, está anunciado que quieren otorgar la licencia de construcción en el cerro. Por eso es necesario convocar a más personas para que unidos defendamos nuestro patrimonio. Una sociedad unida no se vende ni se amedranta, aun contra los más grandes intereses económicos. Como me gustan los ejemplos, allí está el caso de los santandereanos en la defensa del páramo de Santurbán ante la multinacional Minesa y el Gobierno.

Empezar a construir un proyecto de ciudad a largo plazo empieza por la protección y promoción de nuestros recursos naturales e identidad cultural. Dentro de ese proyecto, el cerro de Hurtado es un elemento central de políticas públicas si queremos ser una ciudad verde y sostenible.

A quienes siguen en el propósito de destruir el cerro, decirles que la ciudadanía seguirá firme en la defensa de esta reserva, podrán conseguir la legalidad de la construcción pero no su legitimidad. Y a Corpocesar como autoridad ambiental pedirle que cumpla sus funciones y declare la protección del cerro de Hurtado en su integridad.

Adenda: La cómoda clase política cesarense piensa que las recientes manifestaciones no son contra ellos. No señores, contra ustedes también es, son culpables de nuestro atraso como departamento.

Categories: Columnista
Iván Lozano: