Ya se acerca la época decembrina, que para muchos arranca en noviembre y desde ese mes instalan sus luces navideñas en casa, y desde ya empiezan los lanzamientos de campañas contra el uso de la pólvora en todo el país para prevenir que principalmente niños y también adultos resulten quemados, que pierdan un dedo y hasta la vida.
Por eso ayer en Valledupar se lanzó la estrategia ‘La pólvora no es un juego’, cuyo desarrollo y cumplimiento será vigilado por la Cruz Roja, Defensa Civil, Cuerpo de Bomberos, Gobernación del Cesar, Alcaldía de Valledupar, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, Policía Nacional, Unidad de Gestión del Riesgo del Departamento, CRUE.
Nos resulta familiar la iniciativa y reconocemos en ella, con nombre diferente cada año, el método con el cual se disminuye el índice de niños y adultos quemados en estas temporadas que van hasta principios de enero, aniversario de Valledupar incluido.
Pero también es importante resaltar que desde hace tiempos hacen falta precedentes, constituidos por sanciones ejemplarizantes, o quizá ya se han impuesto pero no se conocen.
Pronto veremos el trabajo de la Policía Fiscal y Aduanera con el decomiso de pólvora en carreteras del Cesar y La Guajira, pero por alguna razón el explosivo llega a las tiendas en determinado porcentaje como llega también otro tipo de contrabando: arroz y otros productos no perecederos.
Por esta razón queremos desde todos nuestros canales, impresos y digitales, sumarnos a la estrategia e invitar a todos los vigilantes de que se cumpla a que este año se den ejemplos de que no cumplir las normas y poner en riesgo la vida de nuestros niños tiene consecuencias que la ciudadanía debe percibir.
Visitas sorpresa a tiendas de barrio, a reuniones familiares y sanciones que puedan verse y comunicarse. Es nuestro deber proteger a los niños fundamentalmente de las horribles quemaduras por la quema de pólvora, esas que arruinan la niñez y pueden costar la vida.
Los padres de familia deben comprender el altísimo nivel de riesgo al que se exponen los niños cuando les permitimos quemar pólvora y aún más cuando nosotros mismos, como adultos, se las damos o se las compramos. Los menores experimentan un grado de confianza en estos casos pues están siendo avalados por sus cuidadores.
En el caso de los tenderos, consideramos que allí ha reinado una incapacidad de pericia comercial para generar ingresos a través de otros productos que no pongan en riesgo la vida de las personas de manera tan expuesta. Los llamamos a la conciencia, al sentido común y a asumir la responsabilidad que como padres también les asiste. Vamos a cumplir con las normas, que no son nuevas, que durante años se han socializado.