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Debates, encuestas, cábalas

MI COLUMNA

Por: Mary Daza Orozco

¡Qué profusión de encuestas presentan los medios! Cada dos días muestran la preferencia de los electores. Se prestan a confusión porque no se sabe si es la de la mañana o la de la noche, pero en fin, las tendencias se mantienen. Los únicos que no creen en las encuestas son los candidatos que llevan un bajo porcentaje en la intención de voto, ellos son los más optimistas, tienen que serlo aunque por dentro sientan el pavor de la derrota que se acerca.
Y cada día también se hacen cábalas, a pesar de las encuestas, y surgen las consabidas discusiones, las calumnias contra los candidatos, las burlas y ofensas. En estos tiempos estas posiciones de los electores son más protuberantes por la ayuda de la Internet, de los avances tecnológicos en el ámbito de las comunicaciones.
En cuanto a los debates han brindado de todo: preguntas ramplonas, dimes y diretes entre los candidatos, preguntas no respondidas, poco tiempo para una respuesta, sorpresas y todo comentado después por los medios que le apuntan a su candidato: el ganador es el de sus preferencias, ese fue el más ágil, el más inteligente, el que barrió con todos. Sin embargo, no se comenta que de  lo que menos se pregunta ni responden los aspirantes es de los problemas agudos del país, se han enfrascado en Chávez, en el bombardeo al campamento guerrillero, en el pasado de los candidatos y no se ha escuchado un tratamiento fuerte sobre los problemas vidriosos, los más olvidado y que a la vez son los más urgentes se asumir.
No se ha hablado de la niñez tan maltratada en todos los aspectos, ni de las viviendas que se descuelgan de cualquier cerro con el riesgo se sufrir tragedias como la de hace tres días en Bogotá; no se trata a fondo el tema del desempleo, sólo se promete que habrá trabajo para todos, pero no cómo y cuándo; no se ha escuchado un profundo análisis y un proyecto para reactivar el campo, ayudar al campesino, a los ganaderos, a los cultivadores, se dice que se dedicarán a ello, pero tampoco se explica ni cómo ni cuándo; lo social, lo que tanto le han criticado al señor presidente Uribe, no ha sido debatido con la claridad que reaviva las esperanzas de muchos.
Se han olvidado de los adultos mayores; de las pensiones que no llegan; de la salud; de las vías cuarteadas; de los problemas regionales porque, al parecer, muy pocos de los aspirantes no tienen el país en la cabeza. Algunos dirán tal candidato sí ha hablado de eso, sí, es posible, pero se siente que algunas de las respuesta y discursos son altamente gaseosos, y no digo de uno o dos que sobresalen un poco en medio de tanta vacuidad, porque no estoy haciendo política, sólo asistente a este evento histórico, sólo comento la manera de hacer política, de enfocar los debates, de aceptar las encuestas.
Falta un mes, pueden ocurrir muchos cambios, pero la masa, la turba, los seguidores obnubilados no cambian, ellos votan porque ya tienen una imagen que ni algo catastrófico que haga su candidato, se las borra.
Es  el pueblo el que decide, esperemos que para bien del país, mientras tanto las discusiones mantienen a tal grado que en nuestro medio, en el fragor del Festival de la Leyenda Vallenata, se discutía más sobre los posibles ganadores a la presidencia de la república que a la corona de reyes de nuestra música.

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