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Debate o populismo

Por: Luis Napoleón de Armas P.

Lo que un aspirante a cualquier alcaldía debe prometer no debe salirse de lo que establece y delimita la constitución. Un alcalde es el administrador y ejecutor de un presupuesto público que ha de percibir la sociedad para el mejoramiento de su calidad de vida. Por eso, la CPC le ha encomendado atender sectores fundamentales como la salud, la educación, saneamiento básico y gua potable, vivienda, urbanismo, tránsito, cultura, ambiente y seguridad ciudadana. El alcalde debe ser un prohombre capaz de construir un paradigma de las buenas costumbres del segmento de la sociedad que dirige; debe ser  un aglutinador de intereses y un forjador de civismo. Claro, no es fácil conseguir este espécimen, pero ya lo encontraremos. Es muy poco lo que ha avanzado el municipio en los últimos 16 años porque la mayoría de los alcaldes de ese periodo, se han salido de la línea misional de la administración municipal Son muchas las falencias en los sectores mencionados y por ende, muchas podrían ser las propuestas de mejoramiento; para ello se requiere mucha imaginación y sensibilidad social.  Sobre esto es poco lo que han dicho los candidatos o no han profundizado; no veo coherencia sobre el quehacer municipal. La mayoría de las propuestas están fuera de este contexto, quedándose en la parte enunciativa, sin decir “el cómo” que es donde el aspirante puede mostrar que conoce el manejo presupuestal y las formas de captar recursos no propios mediante la gestión. Por ejemplo, proponer la reducción de la mortalidad infantil, aumentar el número de camas en la red municipal de salud; disminuir la deserción escolar y aumentar el número de aulas y mejorar la red de transporte público, son metas pertinentes. Las metas deben ser concretas, justificándolas, diciendo como se arbitrarían los recursos necesarios. Hay que pasar del discurso vacío a la presentación de propuestas viables y creíbles. Un tema muy sentido es el de las concesiones; algunos han anunciado que las reversarán pero se presume que no lo harán porque aún no han dicho si jurídicamente esto sea posible; bla, bla. No sobra decir, que los recursos propios apenas alcanzan para cubrir la nómina. Muchas veces no se cobran los tributos propios porque afectaría a los financiadores de las campañas electorales. Muchos aspirantes y alcaldes desconocen que existen instituciones altruistas en todo el mundo que entregan recursos para invertir en proyectos sociales pero hay que saber gestionarlos; para eso, los alcaldes requieren de una infraestructura adecuada. La gestión es una buena medida de la iniciativa del alcalde porque los aportes nacionales, no alcanzan; a falta de gestión, lo más fácil es comprometer las vigencias futuras. Un candidato no debe proponer lo que no sea de su incumbencia; los proyectos del sector real son para los gremios. Lo que sí puede hacer es ofrecer incentivos tributarios a los inversionistas. Tampoco le es dable ofrecer empleo que es de la órbita del gobierno nacional. A pocos candidatos he visto metidos en el meollo de la cuestión. Entonces, sobre cuáles criterios se harán los planes de desarrollo? No quedé satisfecho con el debate, mucho esoterismo y más que pedir la ayuda de Dios, hay que darle claridad al programa; reincidentes, incluso, de quienes podría esperarse una propuesta más estructurada, no lo hicieron; ser candidato se volvió una profesión. Vi a Omaira Herrera y a “Chichí” Quintero con una visión más amplia del municipio y con un proyecto de ciudad; comparto esta apreciación con EL PILÓN. Sin embargo, las encuestas no los consideran una opción. ¿A que le apuesta la gente?, Espero que todos afinen sus propuestas para justificar nuestro voto.

 

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