Un submarino de 33 metros de longitud, decomisado en la selva de Ecuador, representa un salto gigantesco de los narcotraficantes para evadir a las autoridades, aseguró un alto funcionario antinarcóticos estadounidense.
“Es el primer submarino completamente sumergible y totalmente operativo para viajes transoceánicos que hayamos encontrado”, dijo a la AP Jay Bergman, director regional andino de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés).
Hasta ahora, todas las embarcaciones interceptadas en alta mar o en astilleros clandestinos en Colombia, diseñadas para transportar multimillonarios embarques de drogas a través del Pacífico, eran “semisumergibles”.
Estas suelen depositar su carga en Centroamérica o en México, para que de allí sea enviada a Estados Unidos.
Equipadas con entradas de aire y tuberías de escape para el motor, ninguna de esas naves podía sumergirse totalmente con el fin de evadir los radares y la tecnología detectora de calor que utilizan los aviones especializados en detectar cargamentos de drogas.
En contraste, el submarino con pintura de camuflaje incautado el viernes por la Policía de Ecuador parece ser capaz de viajar largas distancias bajo el agua, un avance que los analistas de Estados Unidos esperaban desde hace tiempo, dijo Bergman.
Al seguir una pista proporcionada por la DEA, los ecuatorianos encontraron el aparato en un sofisticado astillero con habitaciones para albergar a hasta 50 personas en una desembocadura de la selva cerca de la frontera con Colombia, agregó. Aún no hacía su viaje inaugural.
Construido a base de fibra de vidrio y otros materiales compuestos, el aparato dispone de una torre de observación, periscopio y un sistema de aire acondicionado, y mide aproximadamente 2,75 metros de altura desde la plataforma de cubierta hasta el techo interior, indicó la DEA.
La policía ecuatoriana dijo a la agencia antidroga de Estados Unidos, que la nave tiene la capacidad de llevar una carga de 10 toneladas métricas, de cinco a seis tripulantes y sumergirse totalmente, aseguró Bergman.
Comparado a los semisumergibles, cuya construcción cuesta menos de un millón de dólares, “esta es una nueva clase de aparatos marítimos de los narcotraficantes”, dijo a la AP.
Destacó que en los próximos días, los ingenieros náuticos de Estados Unidos desarmarán el aparato para conocer su dinámica de operación.
El mayor de la Policía, Enrique Bautista, director regional antinarcóticos en la zona ecuatoriana de Esmeraldas -donde fue hallado el submarino- , declinó ofrecer detalles del caso cuando la AP lo contactó telefónicamente desde Quito, y sólo dijo que “están en etapas preliminares de investigación del caso”.
Bergman indicó que un hombre fue arrestado el viernes en el astillero, y espera que ofrezca pistas sobre qué tanto se llevó construir el submarino y quién lo diseñó. Dijo que las autoridades aún investigan quién financió la construcción de la nave y cuál era la organización de narcotraficantes que lo iba a usar.
Distintas organizaciones ilegales operan en la zona, incluyendo las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Las autoridades afirman que el narcotráfico es ahora su principal fuente de ingresos.
El comandante de la Fuerza Naval del Pacífico en Colombia, almirante Hernando Wills, dijo el domingo a la AP que sus unidades incautaron 22 semisumergibles el año pasado en distintos sectores de la costa, y sólo uno en lo que va del 2010.
En el “juego del gato y el ratón” que las autoridades han librado por tres décadas con los traficantes de drogas en Colombia, fuente del 90% de la cocaína que se vende en Estados Unidos así como de la heroína, los contrabandistas se han adaptado constantemente para estar un paso adelante de sus perseguidores.
La introducción de un submarino con capacidad de viajes transoceánicos —dada la enorme inversión que representan— equivale también a elevar aún más lo que está en juego, dijo Bergman.
“En esto se aplicó mucho análisis y muchos recursos”, destacó.