Sandra Esalas Suárez, de 28 años, y su esposo Idelfonso Amaya, de 36, encontraron la fórmula para ganar dinero que no los ha enriquecido pero sí les ha permitido salir adelante con sus dos hijos.
Lo que en principio creyeron era un simple experimento hoy se convirtió en una artesanal fábrica de jabón o detergente en polvo, que comercializa puerta a puerta, a cuatro mil pesos las unidades de un kilogramo.
De forma artesanal en su microempresa, elaboran el producto que con el tiempo han ido mejorando la calidad; ‘Jabón en polvo Perla Azul’, es la marca que los identifica.
“La fórmula llegó a nosotros por casualidad. Unos papeles que íbamos a botar y encontramos que decía ¿cómo se hace el jabón? nos causó curiosidad y de ahí empezamos a buscar en internet y a estudiar”, dijo el empresario.
De forma artesanal en su microempresa elaboran el producto que con el tiempo han ido mejorando la calidad; ‘Jabón en polvo Perla Azul’, es la marca que los identifica.
“Empezamos a hacerlo de pequeñas cantidades a ver cómo nos quedaba y poco a poco se fue mejorando, ha sido un proceso bastante largo de cuatro años”, acotó.
La empresa como varias que hay en el sector, dedicadas a la fabricación de límpido y productos lácteos, no se ha formalizado, pero está posicionándose y ha tomado fuerza entre quienes utilizan el detergente.
Sin muchas estrategias de mercadeo, pero con ganas de sacar su negocio adelante, ya tienen agentes comerciales en diferentes sectores de Valledupar, La Paz y el municipio de Urumita, La Guajira. No obstante, sus principales compradores son los vecinos del barrio Villa Haidith.
“Nosotros mismos hacemos la prueba en casa para que pueda salir a la venta”, expresó Sandra.
De los que bloques de jabón que la familia Amaya Esalas fabrica en el patio de su residencia, que luego secan y pulverizan, en promedio venden 80 kilos diarios.
“Estamos proyectándonos para ampliar, mejorar muchas cosas, mudarnos de la casa, hacer algo más empresarial y así poder contratar a más personas y generar empleo”, explicó la joven emprendedora.
Por Martín Elías Mendoza
martin.mendoza@elpilon.conm.co