Estamos en Cuaresma, tiempo de reflexión y recogimiento, tiempo de abstinencia de todo comportamiento dañino, tiempo de caridad y de oración, en procura de ejercer dominio sobre todo aquello que produce dependencia, para alimentarnos de la palabra de Dios. Y hablando de reflexión, he querido citar textualmente el siguiente párrafo de la encíclica del Papa Francisco titulada: “Sobre el cuidado de la casa común”, donde expresa: “El amor social nos mueve a pensar en grandes estrategias que detengan eficazmente la degradación ambiental y aliente una cultura de cuidado que impregne toda la sociedad.
Cuando alguien reconoce el llamado de Dios a intervenir junto con los demás en estas dinámicas sociales, debe recordar que eso es parte de su espiritualidad, que es ejercicio de la caridad y que de ese modo se madura y se santifica”. Se colige de lo anterior, que todos, usted amable lector(a) y yo, como miembros de la sociedad civil estamos llamados a preservar el medio ambiente y a fomentar la cultura del cuidado del planeta, llamada por el Santo Padre: La casa común. En ese orden de ideas, es nuestro deber ciudadano, entre otros no arrojar basura en la calle, hacer un uso racional del agua, reciclar la basura etc.
Así las cosas, es loable lo que la sala plena de la Corte Constitucional acaba de decidir frente al tema de la explotación minera en los páramos, al considerar que algunos artículos del Plan Nacional de Desarrollo, van en contra de la Constitución, entre ellos el que permite la actividad minera y de hidrocarburo en los páramos del país. El alto tribunal al momento de ponderar el derecho adquirido de los poseedores de títulos mineros, frente al derecho al medio ambiente sano, decidió en buena hora, hacer prevalecer este último, y de esta forma prioriza el interés general frente al interés particular.
Ahora bien, recordemos que nuestra Carta Política dedica el capítulo tercero enteramente al tema ambiental, señalando la clara responsabilidad del Estado en la prevención y control del medio ambiente, y hay que decir que en materia de prevención la acción de nuestras autoridades deja mucho que desear.
En resumen, se observa una perfecta sindéresis, entre lo expresado por el sucesor de Pedro, enmarcado dentro de lo divino, y el citado fallo de la Corte Constitucional, enmarcado dentro del accionar humano.
Nota de cierre: Me comenta el doctor Orlando Velásquez que observa con preocupación que algunos conductores de moto están llevando al colegio de dos y hasta tres niños, situación que reviste gran peligro, y sobre las cuales no se ha tomado ningún correctivo. Señor Alcalde: ¿Qué directrices ha impartido o piensa impartir para corregir esta situación?