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De la tragedia a la lúdica y de esta a la tragedia

Da pereza escribir tanto sobre los mismos temas pero es que la pandemia no da tregua. Mucha información nos llega cada día, en especial de la alocución presidencial, “La hora de Hanna Barbera”, una tira cómica que hace años cubría la tv para deleitar a los niños.

Es un panel con información y preguntas pre elaboradas sobre el avance de la covid-19, ya rutinarias. De esta tragedia nos quieren mostrar su cara amable que nos distraiga de su letalidad, explicable porque peor sería sembrar el pánico, pero las cosas deben tener un sano equilibrio. Nadie sabe hasta dónde llegaremos, las opiniones de los científicos no son convergentes y la solución definitiva, que sería una vacuna, no está a la vista.

Yo llevo mis estadísticas y no veo una luz al final del túnel, la enfermedad avanza pese al cúmulo de medidas tomadas. Entre el 16/03 y el 19/06, la tasa de contagios crece a una tasa media de 4.28% diario. A ese paso, a 31/07 el número esperado de contagiados estará por encima de 132.000 personas en todo el país, sin incluir los efectos del viernes negro. Claro, la cuota de contagiados se incrementará con el número de pruebas PCR  realizadas.

Otro indicador que nos ilustra lo que está pasando, es el número de muertes diarias respecto a los contagiados, que está por encima del 3%; ninguno de estos dos indicadores muestra una tendencia decreciente. Con razón ya nadie habla del aplanamiento de la curva, si es que aquí pudiéramos hablar de curvas tratándose de cantidades discretas.  La confusión ha sido general, ya son muchos los decretos (154) y acciones desplegadas como disparando en la oscuridad con perdigones; la cuarentena prolongada por el Gobierno nacional contiene contradicciones; la alcaldesa de Bogotá dijo que una cuarentena con 43 restricciones no lo es tal; son más las excepciones que la regla. Dos fuerzas excluyentes pero legítimas se han enfrentado: por un lado el derecho a la vida, que es dominante, y por el otro el sostenimiento de la economía.

La licencia otorgada para realizar compras sin IVA y solo por medios digitales, tiene sus bemoles; la mayoría de los colombianos no posee tarjetas de crédito o débito así que sólo aquellos que la tienen pudieron comprar; lo que se demostró es que la gente tiene más capacidad de compra de lo que creíamos, salieron a comprar como hordas y no precisamente lo básico sino los artículos que el consumismo nos impone. ¿Beneficiarios? Las grandes superficies que incrementaron sus ventas respecto al año anterior; el descuento del Iva pareció una quimera. ¿Quiénes son? 

Los financiadores electorales del CD, en especial AlKosto, según el senador Gustavo Bolívar; estos sí que hicieron su “AlKosto”; los partidos por encima de la vida. Esta es la lúdica del asunto, un carnaval comercial con tapabocas, pan y circo. Pero de este día y de los pendientes, surgirá la multiplicación del contagio en un círculo perverso, fiesta- dolor-fiesta, no medible en el decreto pero sí en las intenciones del Gobierno. Esperemos 15 días para ver el Iva a la pandemia. Ante el mundo, Duque hizo el oso. ¿Genocidio de nuevo tipo?

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