En el mundo, la marihuana es una de las plantas que más pasiones y polémicas despierta, en Colombia por ejemplo, la controversia por el uso de esta planta aun no para, hasta el punto que se han variado los criterios sobre su uso, pasando de la mata que mata a la mata que recrea, hasta llegar a la mata que sana colita de rana; es decir, su uso ha servido para ir a descansar al cementerio, pasear bien entonado calle abajo calle arriba, ir a la luna y vivir en las nubes en el mejor de los casos o hasta sentirse bien bacano postrado en una cama, quien lo creyera.
Todo esto en principio gracias a la Corte Constitucional, que sin duda abrió la discusión y puso el tema del uso de la marihuana sobre el tintero. El primer paso se dio cuando mediante la sentencia C-221 de 1994, declaró inconstitucional la persecución penal y policial a quien consumiera una dosis personal de sustancias psicoactivas, llegando incluso a dar el aval para que los consumidores porten como máximo 22 gramos de estas inofensivas hojitas con fines recreativos, advirtiendo en dicho fallo dos cosas: la primera que el uso y porte de este tipo de drogas en cantidades normativamente señaladas se denominan “dosis personal”, y la segunda, que hay que partir del principio de la buena fe de una persona que consume habitualmente estupefacientes para uso personal, por lo que necesita suficiente provisión para su semana y que hay que ser comprensivos y lindos con las personas que consumen los estupefacientes, para que siempre tengan el puchito o la moñita a la mano. Palabras más palabras menos, en el sentir de la Corte, en un Estado de Derecho a nadie se le puede privar de su libertad porque se fume un pucho o tabaquito de marihuana, ¡tema superado!
Ahora el Gobierno Nacional extiende y aprueba su uso, ya no con fines recreativos sino con fines terapéuticos o a tratamientos medicinales para aliviar el dolor producido por enfermedades terminales según los ponentes de la iniciativa (Alejandro Gaviria Uribe, Ministro de la Protección Social, y Juan Manuel Galán Pachón, Senador de la República). De esta manera se reconoce legalmente un uso más de la plantica conocida en el mundo científico como cannabis, advirtiendo que con esta iniciativa se coadyuva a un problema de salud pública que es el dolor de personas con VIH, cáncer y artrosis severa, ya que el cannabis ayuda en el manejo de los desórdenes del sueño y la inapetencia como consecuencia de las quimioterapias y otros tratamientos y que además tiene menos efectos colaterales que la morfina y sus derivados que causan adicción.
Crearía que no hay que oponerse a los avances y criterios científicos, pero en un país de avivatos como el nuestro, lo que sí preocupa es de qué manera se entrarían a ejercer controles estrictos sobre la tenencia y cultivo de las semillas y plantaciones de marihuana; como la de la producción, distribución y comercio de estos productos, ya que no hay que perder de vista que nuestro país se encuentra ubicado en el ranking de los mayores productores de droga en el mundo y tal concepto no ayuda a mucho en la comunidad mundial.