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Dando paso a la salida humanitaria de la dictadura

Venezuela hoy pasa por una terrible situación, su crisis económica ha llevado a una gran crisis humanitaria, esto ha sido producto de un régimen chavista dictatorial. Miles de venezolanos han salido de su país dispuestos a enfrentar diversos y hostiles caminos con tal de encontrar un refugio en donde al menos puedan comer. Muchos han muerto en este proceso, tan solo en un punto de Colombia, específicamente en el Páramo de Berlín en Santander, murieron 17 venezolanos recientemente, ya sea por hipotermia o por paros respiratorios debido a las bajas temperaturas. Estas terribles historias han llegado a diferentes partes del mundo, provocando que más países y personas quieran ayudar a solucionar la crisis o al menos a darle una mano a los vulnerables migrantes. Bajo esta premisa, Colombia junto con el gobierno de Estados Unidos, promovidos por Juan Guaidó, gestionaron una ayuda humanitaria hacia Venezuela, la cual incluyó comida y medicinas que hoy son imposibles de conseguir para muchos en dicho país debido a una inflación que no se ha podido estimar por cuanto el Banco Central dejó hace tres años de suministrar dicho dato, pero algunos cómo la Asamblea Nacional estimaron en 1.698.844,2 % Desde el momento en que la ayuda fue anunciada, Nicolás Maduro negó la necesidad de su pueblo de recibir la misma, motivo por el cual anunció su negativa para permitir la entrada de dicha ayuda a Venezuela. En el mismo sentido, ha sido un desacierto no involucrar a los organismos supraestatales en esta iniciativa, pues el hecho de que organismos como la Cruz Roja y la Media Luna Roja no formen parte activa de este proyecto, aduciendo principio de imparcialidad, neutralidad y el no acuerdo previo, ha resultado como un espaldarazo al cinismo del dictador venezolano. A pesar de todo, los gestores de esta iniciativa siguieron con sus ánimos de ayuda y fue así como el pasado 23 de febrero del presente año, se desplegó toda una jornada social que impulsó la entrada de la ayuda humanitaria al vecino país. Todo terminó en llamas con más de 285 venezolanos heridos quienes hicieron lo posible porque la ayuda pasara la frontera, cerca de 156 militares y policías que desertaron del chavismo cruzaron la frontera hacia Colombia. Como resultado de la fallida entrada de la ayuda humanitaria y de la exposición ante el mundo de la barbarie chavista, Juan Guaidó pidió a los integrantes del Grupo de Lima y a la Casa Blanca una intervención militar para terminar con Nicolás Maduro, afortunadamente los organismos supranacionales aún creen en otras formas de presión: invitan al dialogo y a la construcción en lugar de la destrucción que trae la guerra, en un escenario de guerra no habría ganadores, pues la historia nos ha enseñado lo temibles que pueden ser las decisiones de los dictadores aun en sus últimos días y que son finalmente los civiles ajenos al conflicto quienes soportan la peor parte. Sumarle a la crisis que han vivido los venezolanos por un mal gobierno, las muertes innecesarias de una guerra, sería un acto tan atroz como el que se pretende evitar, la historia del derecho internacional nos ha enseñado que las reglas de la guerra (DIH) son el fracaso de los pueblos de poder vivir en paz, pero el dolor de la guerra también nos ha enseñado que los países no desean someterse a ella, por ahora es necesario hacer un llamado a la calma y a la cordura, los hermanos venezolanos, no están solos, pero son los únicos que pueden recobrar las riendas y sacar del camino a Nicolás Maduro. Ojalá la presión económica y la unión de los países democráticos hagan lo suyo sumado a que los militares venezolanos continúen abriendo sus ojos, con esta fórmula la dictadura no tendría futuro

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Oscar Sierra: