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Cumbre de Cartagena: vísperas de mucho, día de nada

Por: Luis Napoleón de Armas P.

Esta es la tercera cumbre de las Américas, que en forma continua, termina sin lograr un consenso sobre su agenda. Esto demuestra la inutilidad de su realización y la diferencia de intereses entre norte y sur. Incluso, no se conoce el meollo de las conversaciones entre los jefes de Estado porque estas ocurrieron a puertas cerradas, de tal forma que no es fácil apreciar el valor de cada uno de ellos y la valentía con la cual presentaron sus puntos de vista, si es que algunos lo hicieron. Solo escuchamos las generalidades e informales declaraciones, el pábulo para los pueblos.

No existen razones para esconder lo que debe ser de interés para todos. ¿Acaso no están reunidos los adalides de la democracia? ¿Por qué esconder lo que nos interesa a todos? Hay que recordar lo que un presidente norteamericano dijo en una ocasión,“que la democracia era el gobierno del pueblo y para el pueblo”. El concepto de democracia, consistente en la posibilidad de realizar elecciones libres, hay que replantearlo, y esto pudo haber sido un punto de la agenda. A Cuba se le discrimina por no participar de este procedimiento y a Venezuela, que sí lo practica, también. Las razones entonces, son otras, y la diferencia consiste en el modelo económico autónomo e independiente de las orientaciones norteamericanas. Inmiscuirse en las decisiones de otros pueblos es falta de tolerancia  y por lo tanto una negación de la democracia. Cabe preguntar, ¿Qué es mejor para un pueblo, tener elecciones con denigrantes indicadores en salud y educación o no tenerlas pero haber eliminado el analfabetismo, tener cero mortalidad por desnutrición  y mortalidad infantil inferior a la de los EE. UU? Eso es Cuba, según la UNICEF. Claro, lo ideal es que no haya dictaduras pero que la democracia no sea de textos sino que se traduzca en soluciones para los pueblos. En esta Cumbre, parece que lo más notorio fue el derroche de gastos, una representación del suplicio de Tántalo; un insulto al pueblo cartagenero que, en un 70%, vive en condiciones de pobreza. De los cinco puntos de la agenda, solo la lucha contra la pobreza, podría necesitar la subsidiaridad de todo el continente; lo demás se soluciona localmente. AL tiene 177 millones de pobres y 70 millones de ellos son indigentes; esta lucha sí tiene que ser mancomunada y ahí si se tendrán que enfrentar los míseros contra los predadores. En cambio, los asuntos ambientales y mineros, que involucran a multinacionales, no se tocaron,ineludibles para Colombia y otros países mineros del continente. Está en juego nada menos que la supervivencia de los ecosistemas, esto es la vida misma. La reclamación argentina de las islas Malvinas fue vetada por EE.UU y Canadá, limitándose a escuchar quejas informales. El desbloqueo económico gringo a Cuba es inaplazable; esta situación se ha vuelto una obsesión para EE.UU, al cual secunda Canadá, reserva política de EE.UU; ni siquiera, la guayabera, insignia cubana, quiso lucir Obama.  Los métodos fracasados de la lucha contra el narcotráfico, que envuelve a casi todo el continente, tenían que salir revisados de la cumbre. Los EE.UU insisten en ver correr la sangre y florecer la corrupción generada por este flagelo, allende sus fronteras. AL necesita una agenda autónoma para atacar este mal. Ya veremos a Santos alinearse con Obama en un futuro conflicto de Argentina con Englad. Nuestra dependencia gringa es vergonzosa; hasta la hora nos dan desde Fort Collins. Eso sí, Colombia está de moda, no porque aquí se den cambios  fundamentales sino porque EE.UU quiere mostrarnos como arete de poner.

 

napoleondearmas@hotmail.com

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