Para estructurar una sana sociedad superior a la que vivimos es requisito indispensable reconstruir el verdadero andamiaje organizacional en el que se soporta actualmente la convivencia social del país. Para ello es fundamental diseñar e implementar mecanismos que propicien nuevos valores y cualidades; además, superar el individualismo, la pereza y demás manifestaciones que enfrascan el desarrollo armónico del pensamiento. En ese sentido es oportuno recomendar la imperiosa necesidad de asumir con fuerza de empoderamiento el desarrollo solidario, apoyo mutuo, trabajo desinteresado, constancia, perseverancia, valentía, honradez y demás virtudes humanas.
Por los resultados negativos que hoy se observan se requiere afianzar en estrategias a largo plazo para que den frutos en el corto; cambios estos que permitirán garantizar un aumento real de la conciencia a una escala social importante; puesto que construyendo, avanzamos.
El ser humano está obligado a ser cada día superior. ¿ Que opinan? El hombre es justamente la medida de sus condiciones; si queremos podemos: Toda esta contextualización nos permite afirmar que si bien es cierto el mundo cada día se tecnifica, robotiza y tiende más hacia la modernización y desarrollo; pero ¿Qué está pasando con la madurez o preparación espiritual? Allí sí parece que estuviésemos como el cangrejo, vamos para atrás. Los indicadores ilustran como ejemplo de esta aseveración la corrupción cada día más asqueante descontrolada y con aparente control avanzando a pasos agigantados, el egoísmo extremo, la prepotencia de algunos seres, la indiferencia con los demás, luego de asumir cualquier tipo de poder, la pobreza sin solución y las brechas de desigualdad y se agrandan. Preguntamos ¿Qué nos está pasando? La pobreza espiritual es un hecho irrefutable que nos obliga a actuar; repensar desde perspectivas con sentido hacia lo global.
El triunfo o fracaso de cada individuo está en sus manos; lo correcto, no optar entre males, perder en coyunturas o perder en uso o costumbres cada día; perfeccionarnos más. Debemos ser congruentes con las buenas intenciones. De qué te sirve querer hacer el bien si no haces la gestión para cumplir el compromiso; así se quedará en palabras. Debemos inclinarnos por los buenos principios que protejan lo útil, lo importante; servir en el entendido y el conocimiento que debemos y tenemos y dar continuidad al esfuerzo. Con base en este mosaico de recomendaciones, es aconsejable un ejercicio de responsabilidades que las bases de tu casa sean sólidas y firmes; por ello no olvides que el primer maestro de tu vida es tu padre o madre; la enseñanza se imparte desde la misma casa, seguidamente, esa generación que día a día es más numerosa, encontrará la convivencia de una cultura arraigada y ejemplar.
Es hora de desarraigar falencias propias de los antivalores con propuestas que nos convoquen a todos para avanzar hacia la inclusión social. Para que el individuo sea cada día mejor, debe optar por un ejercicio de inclusión y en tal sentido un compromiso de mejorar cada día; así dejamos atrás una ciudadanía fracturada y las soluciones pauperizadas.
Para fortalecer cultura ciudadana y sentido de pertenencia, es recomendable emprender campañas de socialización que generen comportamientos responsables dirigidos a un cambio de actitud como un punto de identidad y enlace, como estrategia de innovación social; hecho que refleja el arraigo de la tradición fundamentado en el mandato constitucional.
Por Jairo Franco Salas.