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¿Cultura ambiental en Valledupar?

El pasado 26 de enero se celebró en todo el mundo el Día de la Cultura Ambiental. A la hora de celebrar los colombianos, sobre todo en la costa, sí somos buenos, aunque no sepamos de qué se trate ni cuál es el significado.

La realidad es que por más que se enseñe sobre la cultura ciudadana donde también cabe la cultura ambiental, que es el tema que nos ocupa, en Valledupar no es que seamos tan cultos en este aspecto, por eso me atrevería a decir que sólo un pequeño porcentaje de la población tiene este tipo de cultura ambientalista, por el contrario uno nota el menosprecio de la gente con la ciudad cuando arrojan basura por la ventanilla del carro, al igual que los transeúntes, con el pretexto rebuscado que con eso le dan trabajo a otras personas, como si los que se dedican al barrido de las calles necesitaran esa basura para que les paguen y lo peor como si la ciudad mereciera convertirse en un basurero a cielo abierto. El caso es tan grave que si se le dice a una persona que no bote la basura o la recoja, uno está propenso a que lo agredan.

El caso es que hace falta mucha cultura ambiental de vallenatos y visitantes, no solo por botar basuras en las calles, sino por hacerlo también en los ríos.

Algo que da pavor también, es llegar a la tienda y ver que alguien compra un huevo y le dan una bolsa, pide una bolsa de leche que obviamente ya viene empacada en su bolsa y le dan otra para que la lleve, y el tendero cree que por dar bolsas por todo con eso demuestra su buena atención.

Estas bolsas plásticas en las que no se puede guardar mucho por lo general van a parar en cúmulos a la basura y luego al relleno sanitario donde van a necesitar mucho oxígeno para que dentro de 100 a 200 años pueda degradarse y bastante luz, especialmente en el caso de las bolsas biodegradables que algunas veces van metidas unas con otras o dentro de la bolsa de residuos sólidos donde va a ser casi imposible que le entre la luz y mucho menos en el lugar de disposición final, llámese en este caso relleno sanitario donde se cubrirá con tierra y el paso de luz es ínfimo.

Por eso aplaudo las decisiones que por ley hacen cobro de las bolsas en los supermercados o la prohibición de éstas en las súper tiendas para entregar las compras.

Elevar los decibeles o niveles de ruido en las casas cuando se celebra algo y lo volvemos rumba ó parranda o cuando se hace también en las calles con el carro, etc., también es falta de cultura ambiental. El llamado entonces es a demostrar cultura ambiental y no disonancia cognitiva, que es conocer de algo y hacerse el tonto para vivir como los animales.

*Ingeniero Ambiental y Sanitario. Especialista en gestión ambiental

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Carlos Edwin Jiménez Galvis: