Se oscurece el panorama nacional con la decisión de los camioneros de continuar en paro. Ayer las agremiaciones que hacen parte de la cruzada nacional camionera (ATC, ACC, ANT, CCT) suspendieron los diálogos con el Gobierno Nacional por considerar que no existen las condiciones para seguir negociando.
El paro camionero que lleva 23 días, en un principio no afectó a todas las regiones. Sin embargo, ya se sienten los efectos en casi todo el país. El desabastecimiento de productos es innegable y la posición radical de los transportadores de continuar con el paro agravará la situación que afecta el bolsillo de todos los colombianos.
Valledupar no es la excepción. Mercabastos de recibir cinco tractomulas diarias con productos básicos de la canasta familiar, pasó a recibir una. Los precios de los alimentos perecederos, como la papa, el plátano, la cebolla y el cebollín, aumentan cada día en el Mercado, en las tiendas y en los supermercados.
Los aumentos de precios que generalmente se dan cuando los transportadores paralizan su actividad, son aprovechados por algunos comerciantes que suben más de lo debido los precios. Es bueno que las autoridades y los gremios se unan para que eviten el acaparamiento de productos y abusen de los compradores, con la excusa del paro camionero.
Con este paro hay que tener cuidado. El desabastecimiento ya es evidente y se requiere que existan controles desde la misma Central de Abastos para evitar que el consumidor final salga más afectado de lo que ya está.
Con el paro pierden todos: mayoristas, tenderos, vendedores estacionarios y compradores del común debido a que los precios han sufrido aumentos del 5 %, 20 %, 30 %, 50 % y hasta 100 %. Incluso se habla de productos que podrían subir el 200 %.
En los primeros días el paro camionero generó pérdidas a la economía nacional que superaron los 40 mil millones de pesos. Los transportadores pararon por el incumplimiento del Gobierno a los acuerdos que hizo con los transportadores en 2013. Ellos tienen sus razones, el Gobierno Nacional también, y en la mitad queda el consumidor final.
En regiones como el Cesar, donde no hay camiones parados, ni vías tapadas, es necesario que las autoridades tomen cartas en el asunto.