Hemos considerado tratar este tema, teniendo en cuenta que ya existen estimaciones razonables acerca de la sobreexplotación de los recursos naturales que indicarían que se está ejerciendo una presión excesiva sobre nuestro planeta. La conclusión es que, al parecer, nos hemos excedido de los límites naturales o la biocapacidad en varias naciones entre ellas México, y que la humanidad subsiste en buena medida gracias a que hay profundas desigualdades. En otras palabras, para que todos los habitantes del planeta gozaran del mismo nivel de vida que, digamos, el promedio de México se requerirían 1,7 hectáreas de tierras para suministrar los insumos y acomodar los desperdicios.
Esta es una situación muy seria. La biocapacidad es el área terrestre y marina disponible para satisfacer las necesidades de una población, tanto de suministro de insumos como para acomodar sus desechos. La huella ecológica es el rastro que deja esa comunidad en la biosfera en la disminución de la biocapacidad y comprende los requerimientos de tierra para cultivo, pastizales, pesquerías, bosques y vegetación que consuman el bióxido de carbono producido (acomodar la huella del carbono).
Los insumos, comida, electricidad, materias primas, pueden provenir de cualquier sitio del planeta, no necesariamente de las áreas vecinas a la comunidad, lo mismo que la afectación por los desechos puede extenderse hasta los confines de la Tierra. Es por ello que cualquier tamaño de comunidad ejercerá una influencia sobre la biosfera: esta es la relación Global que ha establecido la humanidad hoy en día y esta afectación a la biosfera (capa que se forma alrededor de la corteza terrestre), proviene principalmente de las ciudades.
En tan solo un siglo la población urbana ha crecido 10 veces hasta llegar a 2.500 millones de seres. Las ciudades ocupan el 2 % de la superficie del planeta, pero consumen 75 % de sus recursos; esto impone una fuerte presión a las áreas rurales, que son degradadas tanto por la extracción de sus reservas como por el insumo de los desechos urbanos, y esto se extiende muy lejos de los límites de las ciudades. Afectan la diversidad cultural, pues entre mas comunicación hay entre el campo y la ciudad, los estándares citadinos tienden a emularse.
Es preciso conocer que la huella ecológica de un individuo o una nación se mide en hectáreas globales que se abrevia como hag. Una hectárea global es la medida de la biocapacidad de la Tierra; si se toma toda el área biológicamente productiva del planeta y se divide entre la superficie total, se obtiene la biocapacidad de una hectárea global: el número aproximado es de 13.400 millones de hectáreas. Si se dividen entre la población total del planeta, cerca de 6.500 millones de habitantes, el resultado es el número de hectáreas globales por persona, o sea 2,1 hectáreas globales.
La huella ecológica de un individuo o de una nación puede compararse con la disponibilidad de hectáreas globales y así saber si el individuo o la nación esta “tomando más de su cuota” y determinar las tendencias. La huella ecológica también depende de la calidad de vida y los hábitos de una comunidad.