El pasado seis de julio el secretario de Tránsito de Valledupar, Darío Zalabata, renunció al cargo que asumió el primero de enero en la administración del nuevo alcalde Augusto Ramírez Uhía. Llegó con ideas y propuestas que parecían innovadoras y se le notaba el entusiasmo y la voluntad para mejorar la movilidad de la ciudad y disminuir el caos vehicular que hoy se registra en la ciudad.
Solo pasaron seis meses y renunció. Alegó motivos personales, pero en los corrillos políticos se escuchan otros rumores, incluido el que afirma que no es fácil acabar con la corrupción que está enraizada en esta Secretaría. Su renuncia y la demora en nombrar al nuevo Secretario de Tránsito parece que confirman esta teoría, pues el alcalde Uhía y su grupo político se ha demorado en tomar la decisión y ponerle responsable a esta sectorial tan vital para la ciudad.
Lo que sea que pase en esta Secretaría que se ocupa del Tránsito y Transporte de Valledupar debe resolverse pronto para que no sea rueda suelta, porque lo que menos necesitan los vallenatos es que todos los problemas de movilidad los atiendan con pañitos de agua tibia y no acaben con el mal de raíz.
El alcalde Augusto Uhía y el coronel Diego Rosero acaban de presentar una nueva estrategia, que incluye 120 policías de tránsito y 26 agentes reguladores, con la que pretenden mejorar la movilidad y combatir el transporte ilegal, este último ítem es un compromiso adquirido del mandatario con los transportadores locales.
Es buena idea instalar 18 puntos de acceso a la zona céntrica de la ciudad, en cada uno de ellos estará un policía, un policía bachiller y cuatro miembros del equipo de cultura ciudadana.
Las voces del mandatario vallenato y del comandante de la Policía del Cesar son importantes, pero eso no excluye la necesidad de nombrar lo más pronto posible al Secretario de Tránsito, pues debe existir una cabeza, un experto en el tema, que piense en grande, que conozca las políticas de tránsito y transportes, que planee y ejecute las propuestas.
Ya se cuenta con unos decretos que prohíben el ingreso de motocicletas a la zona céntrica de la ciudad y también hay otras directrices para disminuir los niveles de corrupción en el tema de inmovilizaciones de vehículos, especialmente de motos, pero no es suficiente.
Todo Valledupar es un parqueadero público, hasta los andenes son usados para parquear motos y carros, ni qué decir de las constantes violaciones a las normas de tránsito o los trancones que se forman en sitios críticos por falta de autoridad y voluntad de los mismos transportadores, por ejemplo, las salidas y entradas a los centros comerciales.
Es importante que el alcalde y su grupo político decida pronto, ojalá sea un profesional más técnico que no venga a cumplir mandados políticos, sino a mejorar la movilidad que ya tiene en jaque a la ciudad.