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Cuando la sal se corrompe…

ENTRE OTRAS COSAS…

Por: Dario Arregoces
Fue tal mi inquietud, que no pude contenerme y a la salida del templo, le pregunté ¿Padre Iceda, porqué Jesús habla de que nosotros somos la sal del mundo, luego la sal no es sinónimo de mala suerte y cosas por el estilo?. Me aclaró que la sal no solo es un condimento para dar gusto a las comidas, sino que también sirve para la conservación de algunos alimentos como la carne – continuó diciendo-, cuándo Jesús nos dice que nosotros somos la sal de la tierra, quiere señalar que nosotros somos del Creador, su mejor obra.
Ahondando en el tema, me encuentro que en tiempos antiguos cuando todavía no existía el dinero, la sal hizo sus veces, fue así como se recibía esta sustancia blanca cristalizada, como pago a los soldados o marineros, lo que se conoce con el término de soldada y de la sal deriva también el término salario.
Además la sal fue utilizada como forma de preservar los pactos hechos por Dios. Ahora bien traigo todo esto a cuento, porque sucede que el dinero fácil –léase, mordida, coima o soborno -. Se ha convertido en la principal causa de corrupción según se desprende del informe presentado por la organización internacional: Transparencia por Colombia, quien a través de instrumentos de medición, algo así como un “corrupcionómetro” señala que más del 90% de los municipios colombianos están en alto peligro de corrupción, situando a  Chalán (Sucre), Carmen de Bolívar (Bol.) y  San José del Guaviare, en los últimos lugares.
La corruptela, según el organismo, tiene como causa – entre otras- la falta de efectividad de los entes de control y fallas en la justicia. No obstante, donde se registra el mayor descalabro es en las licitaciones, pues se descubrió que el 70% de ellas no son publicadas en el Portal Único de Contratación (P.U.C.). Pero hay más. No existen datos precisos sobre los beneficiarios de los programas sociales de orden nacional, tales como Familias en Acción, el del  Adulto Mayor y el de subsidios para vivienda, y tampoco son claros los requisitos para acceder a ellos.
Nuestro departamento, no ha sido ajeno a este fenómeno, pues, todavía no nos reponemos de la desbordada corrupción administrativa acaecida en los tiempos del gobernador Rodrigo Canosa Guerrero. Y en el orden municipal, la Jagua de Ibirico, es emblemática en materia de corrupción administrativa protagonizada por sus alcaldes. Pero si por acá llueve corrupción en Bogotá parece que no escampa.
Sin embargo, hablar de estos temas parece que es llover sobre lo mojado, nadie parece tener conciencia de que la corrupción representa  una amenaza para el  crecimiento económico, para el desarrollo social y para el establecimiento y la consolidación democrática.
En el pasado debate electoral un candidato hablaba de lo grave que era  robar los dineros del Estado, pues es como si nos robaran a todos. Por razones que hoy parecen tener explicación, ese candidato no fue elegido. Fue una voz que clamó en el desierto, en contra de la corrupción pero nadie lo escuchó.
darioarregoces@hotmail.com

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