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Cuando la pauta estorba la democracia 

Al presidente Petro, antes de posesionarse le cayó encima una parte del país: la extrema derecha, la misma que había gobernado a Colombia durante tantas décadas y aunque entre ellos y varios empresarios poderosos lo veían como el izquierdoso socialista, el día de su primera alocución se autoproclamó como un visionario capitalista.

Álvaro Uribe Vélez, su más encarnizado opositor, ha dejado dudas porque ha sido un crítico a medias, más sesudo, pero eso sí, más punzante. Pareciera que ve los desatinos de Petro de reojo.  

El monstruo de cientos de cabeza no le ha permitido gobernar tranquilo. Sus contradictores le contradicen todo lo que hace y dice, para bien o para mal. Seguramente no duerme tranquilo porque el país no está en paz, la inseguridad es lamentable, aunque se percibe tranquilidad en la economía. 

Pero, hoy lo critican por exigirle a la Corte Suprema que elija Fiscal o porque la nueva ministra de Deportes es cuota del parlamentario vallenato Ape Cuello Baute. 

Sin embargo, se afirma que “Petro no da una milésima para perjudicar al pobre, él es un apasionado demócrata que oscila entre la verdad y la justicia”, comentó, en voz baja, uno   de sus contradictores. 

Aunque una parte de la prensa servil y amarillista de la capital –especialmente- sigue aferrada a continuar viviendo del usufructo de su “mermelada” y como francotiradores para que no se les acaben los millonarios contratos publicitarios, Petro editó su propio periódico y usa más su franja informativa de X, redes sociales y medios estatales para sus pronunciamientos, en vez de estar anquilosado esperando que la gran prensa del país diga lo que su gobierno ejecuta. 

Es que la clase “poderosa” de Colombia no le perdona a Petro que se haya metido en sus intereses y en este segmento entran algunos periodistas capitalinos y empresas periodísticas que en el pasado gozaban de millonarias prebendas. 

Entidades como Procuraduría, Contraloría, Fiscalía, ministerios, presidencia y otras entidades del Estado “invertían” miles de millones mensuales en los grandes medios y periodistas.

Ese mismo sistema de “comprar” a la prensa con la pauta publicitaria que se siente en el interior del país, en las regiones es normal y está en práctica. No estoy diciendo que eso se acabó, pero al menos ahora esa fuga multimillonaria no es la misma, hay nuevos controles. 

Todo lo anterior sigue ocurriendo, repito, pero con menos intensidad porque los “picaros” siguen rondando el erario.

Tenemos aún una democracia mentirosa, mantenida, esquizofrénica, con mucha gente haciéndole más daño que bien, para llenarse los bolsillos. Democracia que ha permitido que algunos funcionarios que parecían o parecen mansas palomas, provocan el resquebrajamiento de lo valioso del Estado: sus instituciones.   

Podríamos decir que la vida republicana está ceñida a varias épocas que comenzaron en 1819, una de la más llamativa la Gran Colombia hasta la postrimería de 1830 – 1862 cuando se suscitó la separación de Ecuador y Venezuela y nace la Nueva Granada y es hasta 1886 cuando nace la República de Colombia y se logra una especie de hegemonía y permanencia constitucional. 

En fin, una república en base a mentiras, ultrajando lo que resta de nuestra democracia. “Un sistema democrático es ubicado por una deontología democrática y ellos porque la democracia es y no puede ser desligada de aquello que la democracia debería de ser” (Sartori, 1993, p. 119).

 En el aparte de internet “Pensamiento y reflexiones en torno a la democracia” sostiene que para que exista democracia, los ciudadanos deben estar informados; el conocimiento de las distintas opciones que les son accesibles es la fuente de la reflexión, de la crítica y de las decisiones que tomen (Espinoza, 2017). Hasta la próxima semana. tiochiro@hotmail.com  @tiochiro. 

Aquilino Cotes Zuleta

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