“Hoy siento que se pasa el tiempo quitándole a uno lo que uno más quiere”.
Hemos recordado el aparte transcrito de la canción titulada ‘Mis muchachitas’ de la autoría de Nando Marín incluida por los Hermanos Zuleta en el LP ‘Mañanitas de invierno’ en 1994, a propósito del dolor que hoy aflige a nuestra familia y al pueblo de Monguí, por la partida final de Sebastián Medina ‘Palle’, un filósofo autodidacta quien se autoproclamaba como un héroe, por haber llevado el fútbol al pueblo.
Dicen las Santas Escrituras que con el corazón se cree para alcanzar la justicia y con los labios se profesa para alcanzar la salvación. Suficientes razones para que como creyente en un solo Dios verdadero ‘Palle’ esté a salvado ya de las llamas del infierno y ha compartido entonces con Jesucristo el camino misterioso de la muerte, para también disfrutar con él un día lleno de bienaventuranzas el camino glorioso de la resurrección.
Ante la brutal realidad que no quisiéramos ni compartir ni presenciar solo nos queda pedirle al Altísimo que su Santo Espíritu nos ilumine a todos, que en su sabiduría nos unja con su gracia como bálsamo de resignación, de consuelo, de quietud para ratificar nuestra fe, y con su poder omnipotente renueve sus bendiciones a todo aquel que sufre.
Sebastián se lleva una parte importante de la historia de Monguí, con él se va un caudaloso anecdotario y la satisfacción del deber cumplido con su familia y la comunidad, sin más capital que sus propias manos, un machete y una escopeta de cacería, crió y educó a sus hijos; su temprana orfandad fue el punto de partida de sus fortalezas al haber encontrado en Eduardo Medina, mi abuelo, desde los cinco años su guía y protector, quien lo formó para el trabajo y para la lucha siempre con honestidad y pulcritud.
No olvido que cuando estaba de parranda iba donde mi vieja, su hermana de crianza, y le decía: “Ita te quiero más que panela blanca”, cuando participaba en acontecimientos familiares donde se sentía bien atendido siempre manifestaba: “Me siento ancho, legal y completo” para que quedara constancia que estaba disfrutando a plenitud; durante una discusión mientras se desarrollaba un paro cívico contra la empresa que construyó las variantes de Monguí, ya fastidiado porque no se llegaba a un acuerdo entre los compromisarios y el gerente de la empresa, interrumpió abruptamente la reunión y le dijo al señor, “Doctor Vargas ya que usted no ha podido acordar nada con los estudiados, entonces se va a entender es con los brutos, porque en Monguí tenemos gente que compone y que descompone”, en ese momento se logró el acuerdo.
Deja este patriarca monguiero raizal un legado de honestidad del cual debe sentirse orgullosa toda su familia, nos enseñó a todos a decirle a la gente lo que honestamente se piensa y no lo que quisieran escuchar porque decía que es mejor sonrojarse de una vez para no estar pálidos después.