Por Luis Napoleón de Armas P.
Emdupar y Teleupar, tiempos ha, llegaron a ser dos empresas exitosas superando el paradigma de que lo público no tiene éxitos económicos. Pero la pereza y la falta de civismo, acompañadas de sacar provecho personal de algunos alcaldes pendientes de la mordida, se pusieron la máscara de la privatización para hacer sus negocios; para muchos, ser alcaldes es como una lotería.
La alcaldía de Valledupar ha enriquecido a más de un pillo. La primera víctima fue Teleupar, una empresa local que nació con ímpetus, el negocio de las telecomunicaciones es uno de los rentables del mundo. Si no, pregúntenle a Slim. Esta ciudad, con sus empresas modelo, iba tras la huella de las Empresas Públicas de Medellín, EPM tal que Valledupar era conocida como la “sorpresa caribe”. Pero donde hay carroña, hay carroñeros; pronto aparecieron los depredadores sobre una apetitosa presa; Teleupar fue la primera víctima, muy pronto, aún recién nacida pero musculosa, fue feriada en un convite donde estaban juntos presa y buitre. ¡Qué lástima que esta zona rental haya desaparecido del presupuesto municipal.
Pocos se acordarán de esta empresa. Parece que a muchos alcaldes les molestan las rentas propias del municipio; después, como un jirón, fue entregado el alumbrado público, que es como regalar la sangre municipal para quitar la anemia de un particular. Pero la fiebre privatizadora no paraba en mientes, ningún termómetro resistía la temperatura. La Emdupar que había proyectado Rodolfo Campo, con muchos músculos, era rondada por los mismos catartiformes; ahí, comenzó el proceso de minusvalidación de Emdupar al quitarle unade sus piezas captadoras de recursos para la empresa, el aseo urbano.
A esta empresa promisoria nada le faltaba para hacer esta tarea, todo estaba dado: equipos, mano de obra, materia prima regalada y con un proceso sencillo que no agregaba valor; recoger basura regalada para votarla, y vender agua que ofrece el río, no es posible que sean malos negocios. Si así fuera, ¿por qué será que los privatizadores, de toda calaña, los persiguen? Por eso, Emdupar sigue en subasta pública, pronto venderán al río Guatapurí. El caso deAmoblamiento Urbano es atípico; no he encontrado que alguna otra ciudad del país lo haya hecho. Cada vez, el municipio de Valledupar, como ente administrativo de lo público tiende a desaparecer; solo falta que a alguien se le ocurra privatizar la salud y la educación. Hoy poco queda del municipio de Valledupar. ¿Para qué, entonces, tener alcaldes?