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CSIR recargado

El departamento del Cesar ha sido afortunado porque el carbón que sacan de sus entrañas, en el eje minero, genera millonarias regalías que pagan las empresas mineras a la Nación para que sean invertidas en los territorios que de alguna manera reciben el impacto por la extracción del mineral.

Desde el año 2004, cuando regía la Ley 756 que ordenaba invertir las regalías en coberturas de salud y educación, así como en infraestructura y disminución de la mortalidad infantil, comenzó a escribirse una página interesante en participación ciudadana con la creación del Comité de Seguimiento y Evaluación a la Inversión de las Regalías –CSIR-. Esta organización promovió la veeduría ciudadana a obras con inversiones millonarias con el único propósito de que su ejecución se hiciera bien y se terminara; también implementó las rendiciones de cuentas en los municipios mineros y la administración departamental del Cesar que en ese momento recibían regalías directas.

Las inversiones que hicieron los gobernantes con regalías del carbón entre 2004 y 2012 tuvieron el ojo avizor del CSIR, lograron que las inversiones, su ejecución física y financiera fuera visible y la comunidad conociera para qué eran las obras, cómo y quién las hacía y cuándo debían entregarlas.

La coyuntura económica y el paso de la Ley 756 al nuevo Sistema General de Regalías llevó al CSIR a un receso y ayer fue firmado un nuevo convenio entre la multinacional Drummond y la Fundación Universitaria del Área Andina, a través del cual hacen el relanzamiento de este Comité, que fue catalogado como modelo a nivel nacional por su serio trabajo.

Ahora las cosas serán diferentes porque las regalías no llegan directamente a los entes territoriales, sino que deben presentarse los proyectos ante los Órganos Colegiados de Administración (OCAD) para buscar la aprobación y su respectiva financiación. Con el nuevo Sistema General de Regalías los recursos no son exclusivos para los cinco municipios mineros del Cesar y la administración departamental, ahora le llegan a los otros 20, y eso obligará a cambiar un poco las reglas de juego del CSIR.

Sin embargo, en buena hora resurge el CSIR que tanta falta le ha hecho a la ciudadanía para que ponga la lupa en las obras donde están sembrados millonarios recursos de regalías.
En la nueva era del Comité seguramente se sentirá esa voz que alerta para que no queden enredados los dineros que deben mejorar la calidad de vida de los cesarenses y no la de los contratistas ni los gobernantes de turno.

Para resaltar el interés de la empresa Drummond, que aunque soportaba junto con otras cuatro compañías la financiación del CSIR, hoy se la juega sola, junto con la Fundación Universitaria del Área Andina que pondrá su capacidad académica para su organización y plan de acción. Bienvenido el CSIR recargado.

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