Pocos saben que en Roma, en la época republicana, una capucha de felpa llamada “piléus”, se le ponía al esclavo a quien se le daba libertad, como símbolo de la liberación de la servidumbre, y que cuando Marco Junio Bruto con unos senadores conjurados dieron muerte apuñalando a Cayo Julio César, en los idus de marzo del año 44 a.C., enarbolaron en una vara un palius como gesto de haber recobrado la liberación matando al tirano que a la razón gobernaba ejerciendo todo el poder con la magistratura de Dictador, título que le había otorgado el mismo Senado. De ahí viene el simbolismo de libertad y republicanismo que debe tener el gorro piléus y no el frigio.
Frigia es el nombre de antes de una región de Asia Menor, en la península de Anatolia, por donde existió Troya, que ahora es Turquía. Se supone que el mismo gorro con que en esas latitudes se cubrían la cabeza, es ahora el símbolo de libertad en varias naciones del mundo.
Pero nadie puede enlazar tal simbolismo libertario con esa región del planeta.
Los revolucionarios de los siglos XVIII y XIX cuando ocurría la Revolución Francesa y las guerras de independencia de América, cometieron el gran gazapo histórico. Para esa época el pintor francés Eugene Delacroix hizo el famoso cuadro de una barricada parisina, “La Marianne”, (de las que describe Víctor Hugo en ‘Los Miserables’), que representa a una mujer con el gorro frigio parecido a una birretina catalana con forma de pera hacía adelante, una bandera en la mano, incitando a la gente a conquistar la libertad. Desde entonces se acuñaron monedas con tal símbolo de republicanismo y liberación. En Estados Unidos, se troqueló una donde aparece la diosa de la libertad con un casco, sosteniendo una bandera norteamericana y el gorro frigio. En Colombia, como en otras partes del mundo, apareció el gorro frigio en monedas. También se bordó en banderas como en Virginia, New Jersey y en el sello oficial del Senado de Estados Unidos, como en los escudos de Colombia, Cuba, Haití, Argentina, Paraguay y otros.
En Colombia la Ley 12 de 1984 “Por la cual se adoptan los símbolos patrios” el artículo tercero nos habla del gorro “frígido.” Ese otro gazapo se filtró, pues el vocablo significa “ausencia de apetito sexual” y también equivale a “gélido”, con lo cual estaríamos hablando de un “gorro helado”.
Rastreando en las leyendas de Frigia, en busca de explicación, encontramos que allá, en tiempos remotos, buscaban elegir a un rey, y sus sacerdotes consultaron al oráculo, que vaticinó que sería monarca alguien que llegaría con una carreta de bueyes y un cuervo encima. A poco llegó un labriego así y lo coronaron rey. Tal fue Gordios, quien en un templo de Zeus ató un carromato cuyos cabos de manila escondió bajo la misma, llamado nudo gordiano, y pronosticando que quien lo desatara conquistaría Asia (lo que mucho tiempo después cortaría con su espada Alejandro Magno). Gordio no tenía herederos a su trono y adoptó a Midas, un personaje ambulante que llegó a Frigia, de quien se decía que embriagó y ató a Sileno, un sátiro que había sido ayo del dios Dionisio. Éste le concedió un deseo cuando liberó al sátiro, el cual consistía en convertir en oro lo que tocaba, pero arrepentido porque todo lo que llevaba a los labios se convertía en ese metal, obtuvo la revocación del prodigio cuando Dionisio lo mandó a bañar en el rio Pactolo, que desde entonces arrastra arenillas de oro. Un día Midas hizo de juez en una competencia musical entre los dioses Apolo y Pan, dándole el triunfo a éste, por lo que aquél lo castigó haciendo que algo raro sucediera en sus orejas, lo que disimulaba con un gorro. Sólo el barbero conocía el secreto pero con el peso de la información, abrió un hueco en el suelo gritando su desahogo, entonces Midas lo hizo matar.
Ese es el gorro símbolo en nuestro escudo nacional, que no debe ser el emblema de libertad y republicanismo, porque ese gorro frigio de Midas sólo tapaba unas grandes y peludas orejas de burro.