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Crisis partidista

“Es más fácil desintegrar un átomo que cambiar un paradigma” A. Einstein.

Pocos partidos quedan en Colombia, o tal vez nunca los ha habido. Un partido político debería ser una entidad con unos principios filosóficos que lo perfilen en lo socioeconómico. Subyugados a esta cosmovisión operarían los conceptos ético-religiosos y juridicidad. Desde esta perspectiva, en un país solo deberían existir dos partidos, dos visiones universales para resolver los problemas autóctonos y las relaciones internacionales.

No concibo partidos llamados de centro, especie de eufemismo para evadir responsabilidades; es probable que algunos expongan conceptos éticos pero fallan en sus concepciones integrales como los son la economía, la justicia, la equidad, etc. Al mundo solo se le puede mirar por el lado de la izquierda o por el de la derecha y punto, sin afirmar quien tiene la verdad absoluta; no se trata de hacer una división maniquea, de ambos lados hay buenos y malos, pero los partidos sí deben ser coherentes en sus doctrinas, al menos en lo fundamental; lo demás son sofismas de distracción.

Hay una forma de mirar el manejo del Estado desde la izquierda diferente a como se le mira desde la derecha; el eclecticismo invalida la política. Nuestra situación es la siguiente: de un lado están el Polo Democrático Alternativo con el Progresismo, y del otro el resto, que de una u otra forma converge con el Establecimiento en la defensa del statu quo. En el primer caso se dan discusiones acerca de lo esencial, susceptible de mejorar, pero manteniendo sus matrices, sin negociaciones en lo básico. Aquí se da el debate interno. El CD es coherente en sus principios pero las decisiones no se discuten, se cumplen, son estalinistas.

Los partidos conservador y liberal solo se diferencian en materia de fe, siempre han gobernado juntos, defendiendo los mismos intereses. La U es un grupo de desertores, amorfos como los otros. Igual ocurre con CR que no representa ningún cambio ni es radical, sus avales lo dicen. Los partidos pequeños, ya sean de base ética, ambientalista o religiosa, podrían hacer un buen aporte, pero no promueven el cambio de paradigmas, y por eso no hacen la diferencia. Alianza Verde está en deuda con sus definiciones ideológicas, es una mezcla de vodka con agua bendita, una acuarela; aquí estuvo Peñaloza muy cercano al uribismo, también Navarro procedente del M, guerrilla de derecha, Sanguino del ELN y otras especies. ¿Cómo se entiende este mosaico? ¿Sobre cuáles bases se piensa construir? Aquí, pasar de un partido a otro es como cambiar de árbol una marimonda.

Todos esos partidos con diferencias formales, están vacíos de doctrina. Está bien que un partido tenga matices, pero estos deben estar dentro de la misma franja en la cual puedan coexistir la moderación con el radicalismo relativo, manejables con el debate. Un partido no debe ser una fábrica de avales, a veces a candidatos indeseables, hechos a la medida del contrato, del reparto burocrático y del caudal electoral. También hay que mirar quienes están detrás de los que recogen firmas. nadarpe@gmail.com

Luis_Napoleon_de_Armas_P.: