A propósito de la temporada de lluvias en Colombia, las debilidades en infraestructura y el uso corrupto de los dineros de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos de Desastres, un informe reciente, The Economics of Water: Valuing the Hydrological Cycle as a Global Common Good (La economía del agua: valorar el ciclo hidrológico como un bien común mundial), elaborado por la Comisión Mundial sobre la Economía del Agua (GCEW), con el apoyo del Foro Económico Mundial, revela la sorprendente verdad sobre el futuro del agua. Presenta siete conclusiones que le harán repensar cómo el mundo ve y gestiona su recurso más vital, y cómo podemos generar resiliencia frente a los crecientes riesgos del agua.
En primer lugar, el cambio climático intensifica la escasez de agua. Cada grado adicional de calentamiento global añade un 7 % de capacidad de retención de humedad a la atmósfera. Las temperaturas en aumento resultantes desencadenan olas de calor extremas y secan los paisajes. Los suelos más secos no pueden sustentar los ecosistemas que absorben carbono y también crean condiciones propensas a los incendios forestales.
En segundo lugar, los costos económicos de la inacción son monumentales. La escasez de agua podría reducir el PIB hasta en un 6 % en algunas regiones para 2050, en particular en las zonas con climas áridos o con una gran dependencia del agua para la agricultura y la producción de energía. La falta de aplicación de mejores políticas de gestión del agua podría dar lugar a pérdidas regionales del PIB de entre el 2 y el 10 % para 2050.
En tercer lugar, el agua es una palanca clave para la resiliencia climática. La restauración de los hábitats naturales ayuda a mantener la humedad en los suelos, mitigando el cambio climático y estabilizando el ciclo hidrológico. Cada dólar invertido en restauración proporciona un retorno estimado de entre 7 y 30 dólares en beneficios económicos al mejorar la calidad del agua, reducir los riesgos de inundaciones y apoyar la resiliencia agrícola.
Asimismo, es crucial invertir urgentemente en infraestructura hídrica resistente al clima. Las inversiones en infraestructura hídrica deben triplicarse para garantizar un acceso sostenible y fiable al agua en un clima cambiante. Sin estas inversiones, el mundo se enfrenta a una crisis hídrica que podría socavar el crecimiento económico y exacerbar las desigualdades sociales.
Por otro lado, la gobernanza hídrica eficaz es fundamental para la seguridad climática. Sin una gobernanza coordinada del agua entre sectores y fronteras, las crisis hídricas solo empeorarán. Más del 60 % de los recursos de agua dulce –conocidos como “agua azul” y que se encuentran en ríos, lagos y acuíferos– cruzan fronteras nacionales, incluidos 310 ríos y 592 acuíferos transfronterizos.
Además, la colaboración permitirá desbloquear recursos financieros para abordar la crisis del agua. El informe destaca la necesidad urgente de establecer asociaciones público-privadas para movilizar recursos y conocimientos especializados para una gestión eficaz del agua. La participación del sector privado y el fomento de mecanismos de financiación innovadores contribuirán a ampliar las soluciones que mejoran la seguridad hídrica.
Finalmente, los desastres relacionados con el agua son cada vez más frecuentes y costosos. La frecuencia de los desastres naturales relacionados con el agua, como inundaciones, sequías y tormentas, ha aumentado casi un 30 % en las últimas tres décadas. Se prevé que estos fenómenos aumenten en intensidad y frecuencia a medida que avance el cambio climático.
Por: Luis Elquis Díaz.