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Crisis indígena

La muerte de más de una decena de indígenas koguis por una supuesta infección respiratoria ha alertado a las autoridades de salud y ha develado que existen muchas falencias en la prestación del servicio de salud de estas comunidades y debilidades en el sistema administrativo y político de las etnias que viven en la Sierra Nevada de Santa Marta.

La emergencia de salud se presenta en el asentamiento Sinka, en límites entre Cesar y La Guajira ha dejado en evidencia el abandono en el que están sumidos los indígenas de la Sierra, especialmente los Kogui, que son los que viven en la parte más alta del sistema montañoso. Las diez o doce horas de recorrido en caballo son un gran obstáculo para ingresar a estas zonas, donde viven niños, mujeres embarazadas y adultos mayores que no reciben atención por lo difícil del acceso: ni los médicos van, ni ellos bajan a los centros urbanos.

La denuncia que hizo el cabildo gobernador del pueblo Kogui, José De los Santos Sauna, es para tenerla en cuenta y no solo por la emergencia actual, sino para decidir y acordar cómo será en adelante la prestación del servicio de salud.

Pero la emergencia también debe hacer reflexionar a las autoridades indígenas, no solo de los Kogui, sino de las otras etnias que viven en la Sierra Nevada, que con la excusa de tener una división político-administrativa independiente, no rinden cuentas de sus acciones, ni a sus comunidades. Una mejor comunicación y visibilización de sus procesos podría ayudar a tomar acciones preventivas que impidan situaciones críticas.

Algo debe ocurrir con el enredo de las EPSI que prestan servicios a los indígenas, que hoy tienen dificultades para prestar el servicio a los pueblos que les corresponde, como es el caso de la EPS Gonawindua Ette Ennaka, que debería ser la encargada de estar prestando el servicio en las comunidades afectadas, la cual tiene sede en Santa Marta.

Por lo pronto se espera que el equipo de médicos y especialistas del Instituto Nacional de Salud den pronto un diagnóstico y establezcan las causas de la muerte de más de 15 miembros de las etnias kogui y wiwas.

Esta emergencia dejó también en evidencia la exclusión que hizo el Ejército Nacional con los periodistas de Valledupar. Aunque sabemos que la prioridad era trasladar a la misión médica en sus helicópteros en el menor tiempo posible para atender la emergencia sanitaria, no entendemos por qué prefirieron llevar a un periodista de una canal de televisión nacional y negaron un cupo para uno local que suministrara imágenes a todos los medios. En Valledupar también se hace periodismo de campo, no solo dependemos de comunicados e imágenes oficiales.

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