No se puede negar que actualmente en Colombia, el delito en toda su dimensión y modalidades se ha incrementado; el sistema judicial del país no lo contrarresta ni enfrenta, agudizando la crisis de innumerables problemas que padece la sociedad; crisis que no se puede tapar con ningún argumento, afectando la seguridad física y emocional de sus habitantes.
Considera la opinión que el sistema judicial colombiano no da la talla ante tanta delincuencia. El delito, día a día se multiplica, los protagonistas, delincuentes que reinciden en las calles y desde las cárceles; los primeros con libertad provisional, condicional y hasta con restricción domiciliaria, los segundos, ingeniando y perfeccionando su iter criminis.
Se captura al delincuente por cualquier delito en flagrancia, el pero aparece, el capturado está violando la restricción domiciliaria, que hace poco le fue concedida por otro o el mismo delito. Una papa caliente para las autoridades judiciales.
La restricción domiciliaria, conocida también como casa por cárcel, es un derecho para el indiciado, al no considerarse un peligro para la sociedad; la denominaremos aquí calle por cárcel. Preguntamos: ¿Es acertada tal medida judicial por el referido argumento?
Salta a la realidad, no se requiere descerebrarse, fue precipitada conceder tal beneficio. Surge otra pregunta: ¿La flexibilidad en el sistema judicial incrementa la delincuencia?
No se controla la criminalidad, por el contrario, aumenta con el argumento vox populi: el crimen paga.
En este sentido corresponde educar al individuo desde niño para que viva, supere sus etapas de crecimiento en la vida con el propósito que adquiera, asimile una conducta social y no antisocial delictiva.
En criminología se denomina control social a la influencia que ejercen determinados elementos componentes de una sociedad en la forma de comportamiento de sus asociados. Unos argumentan que la falta de oportunidades entre otros factores, presionan al individuo de carácter débil a delinquir, otros, determinan que es el entorno donde se desenvuelve.
La medición de la delincuencia y su ámbito es una tarea importante, ya que permitirá conocer a todos, especialmente a las autoridades la realidad del delito; también, tomar medidas preventivas, igualmente penales para reducirla o controlarla.
La verdad es que en este país donde abundan las malas compañías, aunada a la desocupación podrían ser factores secundarios que inciden a volcar al individuo a delinquir; además, del entorno criminal que le rodee y susceptibilidad o carácter antisocial. En síntesis, la delincuencia afecta notoriamente el bienestar y calidad de vida del conglomerado.
Encontramos como resultados desencadenantes de la delincuencia en la sociedad la desintegración familiar, el desequilibrio social y mental de regiones que admiten como normal la delincuencia, que se ha ido posesionando en los adolescentes, los cuales no miran otra opción; por supuesto, la delincuencia afecta la seguridad regionalizada, impidiendo el crecimiento económico.
La flexibilidad a la que nos referimos aquí, trata el estudio fallido por las autoridades en unos grados de tratamiento judicial que consideran como contrarrestar la delincuencia que no les ha dado resultado, llevando y llegando a una suma tolerancia, casi debilidad, que no permite sancionar al delincuente; al no encontrarla, este continúa su camino criminal; no tiene un correctivo. jairofrancos@hotmail.com