MEDIO AMBIENTE
Por: Hernán Maestre Martínez
Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y Conservemos la Cuenca del Río Guatapurí.
Reacciones viscerales sobre el medio ambiente las hay por montón, unas a favor de evitar algún tipo de degradación, y otras contrarias a toda limitación de la actividad productiva por motivos ambientales. Lo que abunda menos, en cambio, son las cuantificaciones sobre los costos reales de semejantes posiciones, seguramente porque no resulta nada fácil hacerla ¿Cuánto cuesta, en efecto, preservar los valores naturales? O bien, ¿cuánto vale verse privado de ellos?.
De acuerdo con los principios de la economía clásica, una cosa tiene valor en función de los usos que de ella se esperan, y una cosa cuesta en función de su rareza. Así, el pan vale mucho porque es o era la base de nuestro sustento, pero cuesta poco, porque la harina es abundante y, por ello, relativamente barata, si andáramos escasos de harina, el pan valdría lo mismo pero costaría más, lo que ya ha ocurrido en multitud de ocasiones a lo largo de la historia. Este juego está regulado por la ley de la oferta y la demanda, y es el que estamos acostumbrados a ver aplicado a la actividad económica que nos rodea.
Los problemas ambientales tienen mucho que ver con todo ello. El aire, el agua, el suelo, el espacio, el paisaje, la diversidad faunística y florística (lo que están destruyendo con las explotaciones mineras) son bienes abundantes y por consiguiente, de costo escaso, incluso nulo. Además, durante largo tiempo ni siquiera sabíamos ver en ellos valor alguno, dado que desconocíamos mucho de los mecanismos ecológicos que erigen a tales elementos en eslabones imprescindibles de la trama que mantiene la viabilidad del Planeta. De modo que todos esos factores ambientales apenas si tenían valor a los ojos de la mayoría y en cualquier caso no presentaban costo alguno. ¿Quién iba a preocuparse por lo que pudiera ocurrirles?. La inquietud llegó cuando (algunos) nos percatamos de esto, pero también existen quienes siguen ignorando que éstos elementos tenían y tienen un valor inmenso y que, encima, empiezan a escasear, de manera que puede atribuírseles el costo de toda cosa valiosa y poco abundante.
Lo inmediatamente expresado es lo que hay que hacer valer ante las empresas explotadoras de carbón y otros minerales a cielo abierto, además, es lo que debían saber los aspirantes al Congreso. Uy, que pobreza conceptual y de conocimientos de algunos de los candidatos que participaron en el conversatorio “Minería, Regalías y Ambiente, en medio la gente”, realizado el día martes 02 de marzo del presente año en el Hotel Sicarare, aquí se notó claramente que preocupa más a los participantes los ingresos por concepto de regalías que la destrucción de lo ambiental o de los recursos naturales. Las exposiciones fueron muy superficiales. Tengamos claro, que la minería no genera desarrollo y como lo expresó la periodista Salud Hernández Mora, la explotación minera es pan para hoy y hambre para mañana, a lo que nosotros abonamos que ni siquiera es pan para hoy porque nuestros pueblos, incluso los aledaños a la zona de explotación están casi pauperizados.
No se nos puede escapar, aprovechar la oportunidad para comentar lo que hace PRODECO y otras empresas explotadoras de carbón que desvían ríos y los taponan como está sucediendo con el Río Calenturitas aquí en el Cesar).
Es importante que conozcamos que los valores naturales bien pronto valdrán y costarán mucho y por ello acabará siendo barato conservar el medio ambiente en buenas condiciones, al revés de los que opinan algunas personas de visión demasiado inmediatista con intereses particulares y económicos a los que no les importa que: PAGAREMOS MAÑANA EL COSTO DE NO HABER SABIDO VER HOY EL PRECIO DE LOS BIENES DEL FUTURO.
Por favor, no sigamos diciendo sí a la minería, con los tantos problemas que nos acarrea: contaminación atmosférica, explotación sobre reserva forestal, desvío y taponamiento de ríos, conflictos sociales, basureros a cielo abierto, problemas de prostitución infantil, dificultades en los reasentamientos humanos, falta de infraestructura básica, condiciones miserables de la población, conflictos laborales, conflictos institucionales, conflictos económicos y mala distribución de regalías, entre otros.