Es un tema candente pues Colombia en estos momentos está inundada de coca, pues se estima que hay más de 2.000 hectáreas de cultivos ilícitos y la causa de ello para muchos, es la suspensión de la fumigación aérea para la erradicación de dichos cultivos, entre quienes se encuentra, el señor Fiscal General de la Nación, Sin embargo, el Presidente Juan Manuel Santos sostiene que ello no es posible, porque sería un desacato al pronunciamiento de la Corte Constitucional que prohibió expresamente el uso de este herbicida en el programa de erradicación de cultivos ilícitos en forma de aspersión aérea. Nótese, que el reparo de la Corte estriba en la manera como se viene aplicando el herbicida pues no hay control de los potenciales efectos negativos que este pudiera tener, y que afectan a las comunidades étnicas.
En columna publicada por este servidor el 18 de mayo de 2015, hice reminiscencia del uso que por más de dos décadas se viene dando del glifosato en nuestro país, pues para muchos este herbicida es considerado toxicológicamente benigno, tanto a nivel sanitario como ambiental. No obstante, el doctor Jorge Kaczeguer de la universidad de Buenos Aires sostiene: “Estudios de toxicología revelaron efectos adversos en todas las categorías, y en la mayoría de toxicidad crónica, daños genéticos, trastornos reproductivos en conejos hasta carcinogénesis o aumentos de la frecuencia de tumores hepáticos en ratas y de cáncer tiroideo en hembras”. Lo cierto es que la Corte Constitucional ha determinado que el uso del glifosato por aspersión aérea puede afectar la salud humana y puede poner en peligro no solo a las comunidades en donde hay cultivos de hoja de coca, sino al medio ambiente en su conjunto.
Pero para variar, la Corte exhortó al Congreso de la República para que entre a debatir sobre la conveniencia o no del uso del citado herbicida, pero hasta ahora, “los honorables” se han hecho los de la vista gorda.
En el entretanto la situación es compleja por cuanto si bien es cierto ha habido un incremento dramático en los cultivos ilícitos, también lo es, que los daños a la salud humana y al medio ambiente, por cuenta del glifosato son palmarios.
Ahora bien, como quiera que el programa de erradicación manual de cultivos, ha sido un completo fracaso, no queda otra salida que el uso controlado de este herbicida, a efectos de minimizar sus efectos, y esto se logra, no con la aspersión aérea, sino con la fumigación manual y directa, aplicada sobre el terreno, como lo ordena la Corte Constitucional.
Por Darío Arregocés