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Corrupción, culebra con patas

El 21 de diciembre del 2016, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos publicó una investigación sobre la constructora brasileña Odebrecht. En el destape del pago de sobornos, para obtener beneficios en contrataciones Públicas, Colombia participó con dos obras de alta ingeniería, la Ruta del Sol Sector 2, adjudicada en diciembre de 2009 por el Instituto Nacional de Concesiones (INCO), y el contrato para la navegabilidad del río Magdalena, entregado en agosto de 2014 al consorcio Navelena, que controla Odebrecht.

Esta investigación coincide con otra adelantada por el Foro Económico Mundial, según la cual el 15,5 % de los ejecutivos que fueron entrevistados consideraron lo siguiente: “La corrupción es un obstáculo para hacer negocios en Colombia”, “las medidas para prevenir y sancionar la corrupción son muy pocas” y “es obligatorio ofrecer sobornos para mantener sus negocios en actividad”

La corrupción en Colombia ha sido indignante desde momentos pretéritos de la emancipación, su recorrido en el pasado reciente hizo tránsito con el nefasto Frente Nacional que corrompió principios institucionales en construcción y con la irrupción del Narcotráfico quedó evidenciada la connivencia del Estado con la ilegalidad. El destape de Odebrecht, encubierto con minuciosidad, comprueba que la corrupción es de doble vía, estatal y privada. La profundización de la corrupción en Colombia estuvo resguardada por el conflicto interno; ahora podemos comprender claramente porque era necesario mantenerlo vigente.

Somos de los países más corruptos del mundo, lo reafirma el Índice de Percepción de Corrupción (IPC) 2015 de Transparency International, Colombia obtuvo un puntaje de 37 sobre 100 (siendo 0 mayor percepción de corrupción y 100 menor percepción de corrupción), exactamente la misma calificación del año 2014, ocupando el puesto 83 entre los 168 países evaluados. El marco teórico para acabar con la corrupción es robusto, en el mismo tenor el marco normativo, bien lo estableció Cornelio Tácito, gobernador del Imperio Romano: “Cuánto más corrupto es el estado, más leyes tiene”.

En la lucha contra la corrupción el papel del Estado es determinante, para entender el fenómeno y la implementación de medidas concretas. “La corrupción se presenta en un escenario de instituciones débiles, que por su diseño o evolución no tienen la capacidad de hacer cumplir las reglas y normas que contienen, son ineficientes e ineficaces, son percibidas como injustas e inequitativas, y no cuentan con mecanismos para controlar el oportunismo, ni para adaptarse a los cambios del entorno”. La evocación de soluciones es voluminosa, están documentadas.

En Colombia debemos empezar moralizando las instituciones, haciendo justicia, incrementar las penas y lograr que se cumplan las condenas. No más casa por cárcel para los ladrones de cuello blanco, y que regresen la plata.

Pitazo Final: Deplorable el accionar del excontralor Municipal de Valledupar, sus actuaciones tuercen la justicia, promueven corrupción y desvirtúan los principios institucionales.

 

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