Con ocasión del nacimiento en Valledupar de una nueva organización social que quiere contribuir a la formulación de planes y programas para la implementación de políticas públicas que permitan la dignificación y el reconocimiento de la función social de hombres y mujeres, que orgullosamente trabajan la tierra en busca de su propio sustento y anhelan algún día contar con apoyos institucionales que les permita mejorar sus condiciones de vida, brindarle una mejor educación a sus hijos, para que sean nuevos campesinos y no personas marginadas, desubicadas y presas fáciles de los factores de violencia urbana.
El corregimiento de Azúcar Buena está conformada por nueve veredas (El Mamón, Cuba Putumayo, Las Estrellas, Tierras Nuevas, El Palmar, Cominos de Tamacal, Sabanitas, La Montaña y La Montañita); todas productoras de alimentos de la canasta familiar, además de café, ocupando el segundo puesto como productor entre los corregimientos del municipio de Valledupar; ya exportan café orgánico a través de una cooperativa que conformaron, son productores de cacao y frutas de climas templados y fríos.
Las huellas de la cruda violencia aún se reflejan en los rostros escurridizos de nuestros campesinos, según comentarios sin rostros, recuerdan que fueron más de 200 asesinados, más de ochocientos desplazados que tuvieron que abandonar sus tierras, y muchos desaparecidos y la pregunta del millón es ¿cómo se está reparando a esos campesinos?, cuántos programas se están implementando para resarcir el daño causado? como el atraso en la tecnología, la descomposición familiar, la vulnerabilidad de sus costumbres culturales, muchos de estos hermanos campesinos ya han retornado a sus parcelas, a cuenta y riesgo propio, desafiando la historia para volver a su natural oficio que le permite el sustento para su familia. ¿El Estado que ha hecho por ellos?
La compensación oficial por esta gran labor, es el olvido, el abandono y el desgobierno en todos los campos, no funcionan o no tienen puesto de salud ni enfermeras, mucho menos médicos. Educación: escuelas de un solo salón, donde una profesora dicta clases a alumnos de primero a quinto de primaria; escuela con dotación de computadores (10) sin contar con instalación de luz eléctrica; sin libros de lectura para la población estudiantil; a la escuela de El Mamón le construyeron baterías sanitarias (2) y una alberca para almacenar el agua, pero nunca le instalaron el precioso liquido; caminos o vías terciarias como llaman ahora en pésimas condiciones a pesar de estar interviniéndolas por un costo de 1.000 millones de pesos, según algunos funcionarios de la alcaldía, pero que la inversión no se ve reflejada en la transportabilidad.
Este es un aporte por responsabilidad social que los doce integramos de la Asociación de Líderes Sociales del Cesar ‘Cambiemos, queremos pedir a nuestros mandatarios del orden municipal, departamental y nacional, que es hora y ahora que debemos ponernos a trabajar por una verdadera transformación de la ruralidad colombiana, que contribuyamos a la erradicación de la pobreza, que se promueva la igualdad y la equidad, que velemos por los derechos fundamentales de nuestros campesinos y eliminemos las causas históricas del conflicto colombiano; esta si será una verdadera apuesta para lograr una paz estable y duradera; no le hagamos el juego a la demagogia y mucho menos nos dejemos confundir por los que se deleitan con la anarquía y la querrá como estrategia económica de grupos minoritarios; los buenos somos más y si nos unimos por un trabajo sensato, los frutos los recogerá la generación del 2020. Los hombres y mujeres campesinos del Cesar esperan acciones concretas y obras reales y tangibles; nosotros también esperamos esos resultados.
Por Álvaro Tavera H.