Se puso de moda otra vez el interés por el río Guatapurí. Varias iniciativas desde la sociedad civil y la empresa privada se han dado a conocer este año con el único fin de conservar, preservar y mitigar el impacto ambiental y asumir las repercusiones sociales de la población afectada por el mal manejo de la cuenca, en especial la parte baja, donde aparecen las explotaciones agrícolas y pecuarias y los conglomerados urbanos.
Debido a la ausencia de acciones efectivas por parte de las instituciones públicas con competencias en la cuenca del Guatapurí, le ha tocado a la sociedad civil en general y de manera espontánea hacer propuestas sin el respaldo técnico necesario, a pesar de que son iniciativas válidas que lo único que requieren es la orientación que permita canalizar la ruta a seguir, trabajo que sólo puede asumir las entidades señaladas por las leyes: Corpocesar, la Gobernación del Cesar y la Alcaldía de Valledupar.
Estas tres instituciones son las que deben tener la fuerza para convocar de manera conjunta las iniciativas existentes que converjan en un gran proyecto a largo plazo, con los detalles del papel que debe asumir cada actor, que va desde las mismas entidades, sus funcionarios, el sector privado, los vendedores informales, las amas de casa, los jóvenes y niños, lo cual implica que no estamos hablando sólo de la ribera del río, sino del comportamiento en general con el agua que inicia desde el uso racional del liquido en las casas, llegando hasta las zonas extremas en los picos de la Sierra Nevada, donde nace el Guatapurí.
Son varias las voces que piden a grito atención. El Centro Comercial Guatapurí fue el primero en interesarse por la situación del río, especialmente en la zona de recreación más conocida como es el balneario Hurtado, que incluye el parque lineal; luego aparece en el escenario la Fundación Carboandes, el Programa de Naciones para el Desarrollo –PNUD- y últimamente se han ido sumando las emisoras Maravilla Stereo, Radio Guatapurí, Comfacesar, Interaseo, Electricaribe, la Cámara de Comercio, el Hotel Sonesta y este diario, que considera que las empresas presentes en Valledupar deben demostrar su responsabilidad social con temas como este.
EL PILÓN resalta esta gran alianza porque su visión apunta a los 84 kilómetros del río y no sólo a los 14 que abarcan la zona urbana y aunque casualmente ahora anuncian con gran despliegue la construcción de espolones de protección en la margen derecha para que el río recupere en esa zona su verdadero cauce, es una medida temporal mientras que el Ministerio de Ambiente aprueba la licencia para construir los gaviones que duermen el dulce ‘sueño’ de la tramitología, cuando tiene asegurados los recursos necesarios para la obra. Se reconoce la labor del Batallón de Ingenieros que apoya esta tarea a través de Colombia Humanitaria, trabajos que hacen justo cuando comienza la temporada de lluvias. La inquietud que surge entonces es si estos trabajos los conoce Corpocesar o ¿ finalmente la Alcaldía de Valledupar obtuvo el permiso de la ANLA –Autoridad Nacional de Licencias Ambientales- para adelantar las intervenciones que con todo su respaldo institucional no pudo conseguir Corpocesar?