Hace pocos años, el español Alejandro Sanz con su vocecita nasal puso una canción de moda: ‘Corazón partío’. La dedicábamos a nuestras amigas por el mensaje, que incluso en el caso vallenato estaba con el lenguaje nuestro, partío.
La canción duró semanas en el primer lugar, aún los románticos la recuerdan hasta volverla clásica en temas de amores y desengaños, todavía la palabra despecho no era tan famosa, pero el rey Darío Gómez ya estaba cantando por ahí en las montañas del Antioquia grande, pero nadie es eterno.
“Ya los ves que no hay dos sin tres, que la vida va y viene y que no se detiene, pero miente aunque sea que algo queda entre nosotros dos, que en tu habitación nunca sale el sol, no existe el tiempo ni el dolor”… hacen ya 25 años, un cuarto de siglo, hoy son cincuenteros o sesenteros cuando la escuchamos, parece ayer, lo único actual hoy es el dolor por muchas razones, algunas evitables.
Dos jovencitas se matan en motocicleta luego de una noche de parranda, un muchacho con la inocencia en los bolsillos cae del piso 15 de un edificio, un político aparentemente sano, luego de una manifestación alegre muere de un infarto, otro joven creador de empresas entras las circunstancias de su ciudad y su gente también muere infartado, incluso llegando a la clínica vivo y consciente.
En fin, un cultivo de dolor y desesperanza en Valledupar en apenas una quincena, sin incluir otras muchachas que se quitaron la vida a corta edad y vecinas de la capital.
En fin, ya no hay un corazón partió, hay miles, mejor dicho “Corazones partidos yo no los quiero, yo cuando doy el mío lo doy entero”, como dice otra canción del Combo de Las Estrellas con Jairo Paternina de muchos años antes y por lo tanto también olvidada. Pero andamos buscando responsables en cada caso.
Donde estaban los padres de las niñas parranderas de la moto, de las jovencitas suicidas, del niño que cayó del edificio, de los muchachos que suben a los camiones en las avenidas, sin que los conductores puedan evitarlo. ¿Los padres? ¿La Policía? ¿El Gobierno?
Posiblemente los padres, uno está en la esquina limpiado vidrios o en una carreta buscando subsistir, mientras su mujer igualmente en la esquina para montarse en cualquier carro buscando otras cosas, tal vez con la cosa. La Policía anda en mil cosas al tiempo, desde perseguir delincuentes hasta pedir documentos, incluso “dejar hacer deja pasar,” como una de las frases de la teoría económica del capitalismo desregulado del siglo pasado, el gobierno activará de inmediato una línea de urgencias para esos casos las 24 horas que ninguno contestará, pero el menos genera temporalmente un empleo y una bulla en los medios de información, pero al final seguimos preguntando: ¿Qué nos pasa?
Con la llegada de la Policía Metropolitana se acaba el problema, con los empleaos de la economía naranja solucionamos eso, con el cambio de gobierno tenemos mejores opciones, salgamos a marchar para apoyar las reformas, salgamos a marchas para desaprobar las reformas, el problema es de la educación, el problema es de desempleos, son las motas y la gente que vino de otras partes, esto no pasaba por aquí en otros tiempos, no hay autoridad. Y pensar que uno de los protagonistas del slogan seguridad, seguridad y seguridad, aseguró los recursos ajenos para su familia y huye tranquilamente de un cuarto al otro en cualquier mansión con la tranquilidad de un conejo viejo.
Por Tiro de Chorro-Edgardo Mendoza Guerra