La noticia musical del año en Colombia llegó con el fin del 2024. Cuando el país celebra con entusiasmo las navidades emerge una canción que puso a gran parte del país a cantar y bailar carranga por primera vez en la historia.
No digo primera vez porque sea un género reciente, sino porque su zona de influencia ha sido limitada a la región rural cundiboyacense y en las últimas décadas en los santanderes. Es tan poco difundido el nombre de carranga que, mientras escribo estas líneas el procesador de Word me muestra resaltada en rojo la palabra, lo que quiere decir que no la incluye en su diccionario.
El protagonista: Feizar Orjuela, autor y cantante santandereano conocido como ‘Heredero’, quien es la más reciente estrella del género popular, de origen campesino y con un presente de folk urbano conocido como carranga. Su canción ‘Coqueta’, con frases entre pícaras y sugestivas y un ritmo bailable ha logrado los hitos nunca vistos para canciones de este género con todo lo exitoso que fueron antes canciones de Jorge Velosa, como ‘La cucharita’ o ‘Julia, Julia’.
25 millones de visitas en YouTube desde el 23 de agosto que se lanzó esta canción; más de 5 millones de streams en Spotify donde ha estado como número uno del listado Top 50 Colombia compitiendo con Karol G. La versión de colaboración a la que se encaramó su paisano santandereano Jessi Uribe para revalidar créditos, en solo cinco días alcanzó casi tres millones de visitas en YouTube. Todo eso la hace tendencia y, por supuesto, la canción del año en Colombia.
El inusitado éxito de esta canción que corean nuestros chicos y ya alterna con los clásicos de Diomedes en las cantinas y billares, ha representado un fresquito para muchos que pedían a gritos oxígeno ante tan avasallante presencia del reggaetón, en especial, ha renovado la valoración por la música nacional y el punto de despegue mediático de un género que, como el vallenato, tuvo un inicio campesino y folclórico y, por tal carga, muchos rechazos y estigmas.
“Parece un vallenato”
Y es que, precisamente, he escuchado algunos que, deslumbrados por ‘Coqueta’ sueltan el comentario: “Es que se me parece al vallenato” y no están tan equivocados. La música que desde los 70, y en especial por la influencia de Jorge Velosa y los emblemáticos Carrangueros de Ráquira se conoce como carranguera, antes era más conocida como guasca o de carrilera.
Mucho antes se denominaba merengue cuerdia’o, andino, del altiplano o merengue boyacense. Velosa, el Alfredo Gutiérrez o si se quiere el Diomedes Díaz del género, incidió para llamarla “carranga”, nombre que se la da a la carne de ganado vacuno que se muere por causas naturales y no por sacrificio y que un “carranguero” lleva a vender de manera clandestina. Se trataba de usar un término despectivo con enfoque positivista.
Resulta que el merengue campesino boyacense nació desde los años 50, nada menos que a partir de las canciones vallenatas de Guillermo Buitrago que hoy siguen siendo vigentes en la zona andina del país, en especial en estas épocas decembrinas. No se trata de hipótesis nacidas de agendas regionalistas mías, sino de datos que provienen de investigadores locales de la región cundiboyacense como Elizabeth Muñoz Ñánez y Karen López, autoras de sendos estudios académicos sobre el origen de la carranga.
De esta base de merengues y paseos de ‘Buitrago’, continuado por Bovea y sus vallenatos, el ‘Trío Fonseca’, ‘Los alegres vallenatos’, Rómulo Caicedo y Buitraguito, entre otros, se fue consolidando un ritmo que tomó del torbellino, pero le cambió su forma de bailar sueltos al “amacizao”, lo que fue un primer escollo para la aceptación de la carranga en la pacata sociedad andina.
De la guabina tomó la distribución de las voces y el uso de la copla como estructura versista. La carranga también tomó elementos de la rumba criolla, ambos géneros coincidieron entonces como propuestas híbridas que abrieron la puerta para que el frío andino se paliara con ofertas de unos ritmos más alegres y menos despechados.
Los puentes vallenato-carranga
La carranga, así como el vallenato, se canta y se baila, tiene primacía de motivos bucólicos como el periodo campesino juglaresco de la música de Francisco el hombre; tuvo con Jorge Velosa su periodo contestatario y de protesta como lo hizo Armando Zabaleta, Hernando Marín, Santander Durán, Daniel Celedón, Máximo Jiménez y Romualdo Brito en nuestro vallenato. Como en el vallenato prima el modo mayor, es bimétrico (3/4- 6/8), este último compás es el que hace que una canción como ‘Coqueta’ se nos parezca a un merengue como ‘El pechiche’ de Camino Namen.
La carranga se canta generalmente a dos voces o alternando voz líder y coros moviéndose por terceras paralelas. Inicialmente, el mismo que cantaba tocaba la guacharaca.
Solo haga el ejercicio de escuchar ‘El viejo Miguel’ de Adolfo Pacheco en versión de ‘Los doctores de la carranga’ para notar que no se requiere de muchos cambios para interpretar un merengue vallenato como carranga, así como tampoco se nota forzado un pasaje llanero al convertirse en merengue vallenato porque comparten el compás 6/8.
También este grupo ha grabado canciones como ‘Bacano’, que conocimos interpretada recientemente por Silvestre Dangond y un mosaico con canciones de Juancho Polo Valencia (“Sì, sí, sí”; “Vení vení” y “El duende”).
El muy reconocido autor vallenato Fernando Meneses no tuvo que esforzarse mucho para componer la canción grabada por ‘Los doctores de la carranga’ del Norte de Santander titulada ‘La carranga y la mujer’, solo se hizo la idea que estaba componiendo un merengue vallenato. También existen propuestas como el grupo Rionegro en carranga de “vallenato carranguero”, una fusión con vallenato sensiblero de líricas al estilo de los Inquietos, Los Chiches o Los Gigantes.
En su instrumentación, los cambios introducidos en los últimos años por grupos que emergen en contextos urbanos como Bogotá, Tunja y Bucaramanga han hecho que su proximidad con el vallenato se acentúe. Inicialmente eran instrumentos de diapasón (guitarra, tiple, requinto), guacharaca y cencerro. Pero si usted escucha o ve hoy a los grupos de moda notará la presencia de tumbadoras, timbales y un bajo tocado muy a lo vallenato. Solo falta la caja para ser igual a un conjunto vallenato porque la guitarra es un alternante melódico del acordeón.
Los grupos más representativos del género son ‘Los Carrangueros de Ráquira’ (1980), Jorge Velosa y los Hermanos Torres (1990), Velosa y Los Carrangueros, ’Jacinto y sus hermanos’, El Pueblo Canta, El Son de Allá, Los Filipichines, Los Fiesteros de Boyacá y Armazon Carranga Mix, a los que se suman ahora Heredero y ‘Los doctores de la carranga’.
La radio independiente y rural fue dando a conocer este género sobre el que muchos hoy están preguntando. Y se ha demostrado, una vez más, que los medios no siempre imponen las lógicas comerciales, sino que también pueden ser aprovechados por las músicas locales y subalternas para romper hegemonías.
Desde abajo se encuentran grietas mediáticas para que se hagan globales las músicas locales. Precisamente, ‘Coqueta’ de Heredero comenzó a viralizarse porque sirvió de fondo sonoro en varios tik toks, así como funcionó para ‘El secuestro’ del Mono Zabaleta.
El puente vallenato- parranda paisa- carranga
Pero no se trata del único género en el que ha influenciado el vallenato y, en especial, Guillermo Buitrago. También los estudiosos de la parranda paisa coinciden en que ese formato nació como rama de este árbol cienaguero. Así lo ha demostrado el más curtido investigador de la música antioqueña, Alberto Burgos Herrera, en su libro ‘La música parrandera paisa’ (2000). Este autor denomina a Buitrago como ‘El rey de la parranda’ y como la mayor influencia sobre los grandes creadores de ese género campesino, como Gildardo Montoya (quien compuso y le grabaron varios vallenatos intérpretes como Alejo Durán, Enrique Díaz, Beto Zabaleta), José A. y Agustín Bedoya, José Muñoz, Neftalí Álvarez o Antonio Posada.
Justamente, la carranga y la parranda paisa han tendido un puente permanente de influjos, ambos géneros coinciden en líricas pícaras, humorísticas, de doble sentido y con conciencia narrativa, además, son englobadas bajo una categoría de mucha apropiación en el eje cafetero como “música carrilera” por ser la que escuchaban los pueblerinos cuando se transportaban en los trenes de la región.
Si hace unos años, la canción ‘De rodillas te pido’ de Giovanny Ayala abrió la trocha para que la música popular compitiera en preferencias con el vallenato en el mercado musical colombiano, hoy gracias a Heredero y su ‘Coqueta’ manera de cantar, se preludia una puerta para que una música regional y de origen campesino, pueda tener relevancia social nacional en momentos en que a gritos se pide alternativas frente a la música urbana. Será otro triunfo póstumo para Guillermo Buitrago y para el género vallenato que está en sus raíces.
Por: Abel Medina Sierra.