No se respiran buenos aires en estos momentos en distintas regiones del país. Desde la madrugada del pasado lunes diversas circunstancias de orden público inquietan a la ciudadanía de los departamentos del Cesar, La Guajira y el Magdalena.
Por un lado, se presentan bloqueos de vías nacionales, específicamente por parte de protestantes del corredor minero del Cesar y de manera paralela también se vienen registrando hechos parecidos en varios tramos de las carreteras principales de La Guajira, donde comunidades indígenas exigen el cumplimiento de los compromisos que el Gobierno nacional asumió con ese territorio.
Las consabidas consecuencias de ese tipo de acciones son los grandes traumas viales, trastornos que afectan a todos los sectores productivos de la región, provocando pérdidas en la dinámica comercial y de paso agravando aún más la crisis económica que enfrentan los habitantes de Valledupar, de los municipios afectados y del departamento en general.
Pero más grave aún son los brotes de violencia e inseguridad vial que comienzan a registrarse en muchas de las carreteras en las que ya se podía transitar a toda hora y durante cualquier día de la semana.
Preocupa la aparición de grupos armados al margen de la ley en las vías principales y también en algunos pueblos que se encuentran aislados en las zonas rurales, cuyos habitantes han sido presa del pánico que genera la presencia de hombres fuertemente armados, algunas veces de la guerrilla y en otras de las denominadas autodefensas gaitanistas.
El caso más puntual fue el registrado en la carretera que de Bosconia conduce al municipio de Plato, en el departamento del Magdalena, en la cual en varios tramos y en distintos momentos salieron hombres con armas de largo alcance que dicen ser de las AUC, quienes bloquearon la vía y sometieron a requisas a los ocupantes de los vehículos que por allí transitaban, hasta el punto de despojar a algunas personas de sus pertenencias personales, según denunciaron víctimas de esos hechos.
En varios poblados rurales se vienen colocando avisos de las autodefensas gaitanistas (Clan del Golfo). Será que de cara a un eventual diálogo con el Gobierno nacional se esfuerzan por mostrar fortaleza y control del territorio.
Ya esa situación es sumamente grave y no puede pasar desapercibida, eso es un campanazo de alerta para las diferentes autoridades y que debe hacer eco en el Gobierno nacional.
Por ello consideramos muy oportuno y pertinente la solicitud hecha por el alcalde de Valledupar, Mello Castro González, al Gobierno nacional para que se tomen medidas contundentes que garanticen el control absoluto del orden público tanto en las zonas urbanas como rurales.
Esa resulta una muy buena primera acción, sin embargo, eso no es suficiente y no puede ser una lucha aislada e individual del alcalde de Valledupar, se requiere una gestión conjunta de las distintas instancias institucionales y de todas las fuerzas vivas de la región que exijan al Gobierno nacional los correctivos necesarios para garantizar la tranquilidad y la buena marcha de todos los procesos que impulsan el bienestar de las regiones.
Está demostrado que la seguridad en las carreteras de las regiones es la condición básica y elemental para el desarrollo del sector agropecuario, el día que esa garantía se vuelva a perder, como ya ocurrió en el pasado reciente, llegaría entonces el momento de disipar cualquier mínima esperanza. Hay que actuar antes de y no después de, solo así se evitarán posteriores lamentaciones irremediables.