La gravedad de la crisis económica por la que pasa el país no ha sido bien comprendida. La caída de los ingresos por petróleo y carbón, entre otros factores, lo llevaron a una desaceleración que tiene a todos los actores económicos preocupados y a algunos desesperados. En efecto, la economía en el segundo trimestre del año solo creció 1,3 % y al redactar este artículo el Banrepública bajó su proyección de crecimiento del 1,8 % al 1,6 %, en 2017. Aun así algunos sectores confían que el segundo semestre sea mejor.
¿Qué hacer en la actual coyuntura?, es la pregunta que se hace todo el mundo. La respuesta no es sencilla, por supuesto. Siempre he dicho que en economía no hay milagros. En la economía las cosas se construyen a mediano y largo plazo, los países, al igual que las empresas y las familias, tienen que sembrar para cosechar, y esto último es lo que no hemos hecho.
He afirmado varias veces que Colombia se comió el cuento que era un país petrolero: se hicieron seminarios costosos y se invitó a expertos extranjeros para “aprovechar la bonanza”, hubo una “boom” -en algunos precios de materias primas-, pero no somos un país petrolero, como si lo es Venezuela. Somos un país con una minería interesante, sin lugar a dudas, y a ese sector hay que brindarle todas las garantías para su adecuada explotación: Colombia debe hacer una minería sostenible y responsable, ambiental y socialmente; pero no puede abandonar a ese sector.
Pero, con la minería sola no podemos. El país tiene que volver a pensar en industrialización en serio, hace años se abandonó la política industrial y se dejó el futuro de ese sector a “las fuerzas del mercado”, como se dice vulgarmente.
Y también es fundamental volver a mirar la agroindustria, somos un país con un potencial agropecuario que debemos aprovechar, tenemos tierra, conocimiento, gente en el campo, nos faltan políticas más claras, empuje empresarial e inversión para aprovechar todo eso y convertirnos en una gran despensa exportadora de alimentos.
A propósito de esta crisis, recomiendo leer y analizar el documento de la Asociación Nacional de Industriales (Andi), “Estrategia para una nueva industrialización” I y II, Colombia país de oportunidades, donde ese importante gremio económico planteó una serie de propuestas de políticas públicas necesarias para superar la actual coyuntura, mirar el mediano y largo plazo, como debe ser. Estos documentos fueron presentados a un grupo de precandidatos presidenciales asistentes a la Asamblea anual de la Andi, la 73ª, en Cartagena, hace pocos días.
Igualmente la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), sin duda uno de los mejores centros de análisis y pensamiento económico del país, también acaba de presentar los resultados de la Segunda Gran Encuesta de Pequeña y Mediana Empresa en Colombia*, realizada en coordinación con la firma Cifras y Conceptos, en la cual, lamentablemente, no aparecen Valledupar y el Cesar, asunto que se debe corregir prontamente.
Vamos a gestionar con la Cámara de Comercio de Valledupar, la vinculación de nuestra región a esa Gran encuesta de Anif; mucho ha hecho la Cámara con los convenios con el Dane y la Bolsa de Colombia, pero todos sabemos que el Cesar y Valledupar debe mejorar muchos sus series de cifras económicas y sociales, para saber ¿dónde estamos y para dónde vamos?
Y en el Cesar, también debemos bajarnos de la ilusión de la minería, ese no es el sector que nos va a proyectar al futuro, a su lado y con recursos de la misma debemos fortalecer nuestra vocación agrícola y ganadera, con reglas de juego claras, apoyo estatal a la inversión privada, empuje y visión empresarial para aumentar y diversificar nuestra producción, generar empleo que bastante necesitamos y volver a trabajar para que el Cesar vuelva a ser el Departamento Piloto de Colombia, como lo soñó nuestro precursor Alfonso López M., ocasión propicia para celebrar nuestros primeros 50 años de vida institucional. A Estos dos estudios me referiré en otra oportunidad.
Analista económico. Docente universitario.
Por Carlos Maestre Maya