Como muchos de ustedes, me siento bendecido por Dios, cada vez que observo lo que me ha permitido hacer en la vida, lo que he podido hacer por algunos de mis semejantes y por la sociedad en general; pero, especialmente, cuando converso con mis hijos. Me cuestionan, me controvierten y hasta me convencen y me vencen en algunos temas, lo cual me corrobora la tesis de que la experiencia y los años no son suficientes para acertar y tener la razón en todo.
Como llevo ya más de diez años escribiendo sobre vallenato y, además, mi hija Juliana de trece añitos me salió amante empedernida de la literatura y consiguientemente acuciosa e inquieta, en estas vacaciones, que como siempre pasamos juntos en mi amada costa Caribe, ella ya casi al finalizar el año me abordó y me dijo:
-“Papi, necesito me expliques algo. Leyendo tus columnas he aprendido mucho sobre vallenato, pero tengo una confusión y quiero que me ayudes.”
Le dije -cuéntame, mamita.
Se acomodó en una hamaca del fresco kiosco de la abuela y me dijo: Tú has escrito sobre Calixto Ochoa como un juglar del clásico vallenato y como una de los más grandes compositores de esta música; ahora aquí en la costa las canciones que más suenan son las de él, pero a mí parece que eso no es vallenato y además no dicen nada, como esa de “Listo Calixto”; ¿ese es el vallenato que quiere proteger la Unesco?
Les confieso que quedé un poco atolondrado con la pregunta, pero me repuse de inmediato y le di una explicación; luego volví a dudar sobre si la respuesta era la correcta.
Juzguen ustedes; esto fue lo que le dije: A ver, mi amor, cuando nació el vallenato, los campesinos que lo crearon nunca pensaron en que llegara a los discos o grabaciones; solo buscaban contar anécdotas y servir de medio de comunicación, por lo tanto el verdadero vallenato clásico es narrativo y costumbrista; cuando lo llevaron a las grabaciones y se propusieron masificarlo, en su primera etapa tampoco les preocupó mucho la melodía y lo que primaba era la letra, casi siempre sobre hechos reales o fenómenos sociales.
Continué dándole la explicación que ella, algo incrédula, escuchaba: -Después algunos músicos se dieron cuenta que con acordeón sonaban muy bien otros aires, como cumbias, charangas, guarachas y pachangas, y empezaron a componer y grabar estos, que no son propiamente vallenato, solo para efectos comerciales y poner a bailar a la gente; entre ellos, los más aventajados eran Alfredo Gutiérrez, Calixto Ochoa, Aníbal Velásquez, Lisandro Meza; entonces, Calixto Ochoa fue tan grande y polifacético que además de ser un juglar del clásico vallenato, también compuso muchas canciones comerciales como los éxitos de hoy: Listo Calixto y Fiesta Animalandia.
Aún no sé si la convencí del todo…