Hace una semana se reseñó ampliamente la primera cumbre de alcaldes y gobernadores de la Costa Caribe, donde además de la proclama de protesta contra Electricaribe, se esbozaron elementos para retomar la iniciativa de la Región Caribe, legitimada hace ocho años en las urnas.
Ojalá se retome en los próximos cuatro años este interesante esfuerzo, considerando que los nexos entre el suministro de bienes públicos y la productividad de las ciudades van mucho más allá. Sólo el sector público puede asegurar la planificación y reglamentación del uso del suelo. Esto se aplica igualmente a las políticas tributarias, y sistemas de fijación de precios que determinan los costos relativos del transporte público versus el transporte privado. El sector privado puede construir caminos, autopistas, líneas férreas, pero es el Estado quien debe decidir a dónde van éstas. La planificación y gestión de los espacios públicos (parques, áreas verdes, etc.) corresponde al sector público.
El llamado que se hace desde este espacio editorial, se centra en las grandes disparidades intra-regional que el Caribe tiene, y que nos debe llevar a preguntarnos: ¿Por qué algunas ciudades crean más riqueza que otras?, ¿cómo algunas zonas que producen commoditties, siguen con niveles de pobreza altos?, ¿por qué la provisión de bienes y servicios, sigue con niveles de rezago importantes, en materia de calidad en la prestación?
Increíblemente ocho años después de hablar de la convergencia regional en la Región Caribe, estos interrogantes parecen no tener respuesta. Si un ciudadano hace una intersección de noticias, encuentra: Propuestas por caos en la movilidad; protestas por la cobertura y la calidad de los bienes públicos que se proveen; protestas y preocupación por el incremento desbordado en los costos del suelo (burbuja inmobiliaria); protestas por el caos urbanístico, por el crecimiento desordenado y mal uso del suelo.
Finalmente, que Electricaribe se convierta en el florero de Llorente, despertando a la dirigencia de la costa Caribe, para unirse de manera decidida para lograr una convergencia regional, donde se generen riquezas, sin aumentar las brechas y sí por el contrario generando equilibrios. La convergencia regional es una apuesta inaplazable para la región Caribe.