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Control vehicular de verdad

Las autoridades de Valledupar hace tiempo que no tienen el control vehicular de la ciudad, ni los decretos emitidos han servido para poner en cintura a conductores de carros y motos que incumplen las normas de tránsito.

En la ciudad se vive un caos vehicular generalizado, el cual se ha agudizado con las obras de pavimentación en vías importantes. Pero antes de las obras también había caos. No hay que hacer un estudio profundo para saber cuáles son los puntos críticos del municipio, generados no por el número de vehículos, sino principalmente por la intransigencia de los conductores y la falta de control de las autoridades de tránsito: motos en contravía o circulando por los andenes, que no respetan las señales de tránsito, menos los semáforos, carros parqueados en la vía pública que congestionan las angostas calles de doble vía, sin tener en cuenta las señales de prohibido parquear. El irrespeto por las señales de tránsito se volvió costumbre al no existir una autoridad de mano firme, que sancione a las personas que infrinjan la norma.

Ayer el panorama, por lo menos del centro de Valledupar, lucía diferente porque salieron a las calles 45 guías y diez agentes de tránsito (los azules), 18 auxiliares bachilleres y 37 agentes de la policía de tránsito, dispuestos a hacer cumplir las normas y a poner orden. No es fácil porque la comunidad se acostumbró a conducir cómo mejor les parezca, es una tarea difícil, pero no imposible. Otras ciudades parecidas a Valledupar en cantidad de habitantes y vehículos, han logrado mayor control vehicular.

Por eso es importante que el convenio interadministrativo anual que firma la Alcaldía Municipal con la Policía Nacional no tarde tanto. Este año pasamos tres meses (enero, febrero y marzo) sin la presencia de los policías de tránsito en las calles, solo estaban los diez agentes del municipio en las calles, tratando de controlar este monstruo de mil cabezas. Solo el cinco de abril pudieron firmarlo, pero ya ha corrido demasiada agua debajo del puente y cada ciudadano hace como en el viejo Oeste, aplica la ley del más fuerte. De ahí el alto número de accidentes diarios en Valledupar, los heridos y hasta muertos.

Hoy están ingresando diariamente a Valledupar más de cinco mil personas provenientes de corregimientos y otros municipios a trabajar como mototaxistas y a conducir carros particulares para recoger pasajeros, quitándole el espacio a los buses y busetas del servicio público. ¿Quién controla? De ahí la crisis de los transportadores.

Es un tema complicado que tiene varios frentes. Hay que comenzar aplicando la ley para que se cumplan los decretos de movilidad en el centro de la ciudad, del sábado sin parrillero, de prohibido el parrillero mayor de 14 años, entre otros.

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