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Control político

Los procesos electorales juegan un papel muy importante en el cumplimiento de la responsabilidad política de los gobernantes porque a través de los comicios se pueden castigar sus malas decisiones. En parte por eso, las elecciones en los países democráticos se realizan con regular periodicidad para permitir a los ciudadanos hacer una evaluación de la gestión del gobernante, y así poderlo ratificar en su cargo o sustituirlo por otro aspirante.

En los comicios del pasado domingo, esta herramienta de control político tuvo una gran incidencia en la reelección del presidente Juan Manuel Santos. Si ustedes bien recuerdan, en las elecciones del 2010, el presidente obtuvo el 69% del total de los votos, cuatro años después -con toda la maquinaria política a su disposición-, esta se redujo al 51% del total de la votación. El mensaje es bien claro. El 49% de los ciudadanos, castigaron con sus votos el incumplimiento de varias de sus promesas en sus cuatro años de gobierno.

Con estos resultados tan parejos, el segundo mandato del presidente Juan Manuel Santos va a ser mucho mas complicado que el primero. Ahora no solo tendrá una bancada de oposición muy fuerte en el Congreso (Polo, Conservadores y Centro Democrático), sino, que tendrá a 7.6 millones de colombianos haciéndole control político a su gestión. Ya lo había dicho J.F. Kennedy: “Se puede ganar con la mitad, pero no se puede gobernar con la otra mitad en contra”

El presidente Santos es consciente que viene con un sobregiro muy grande de su anterior gobierno y que la única manera de saldar la cuenta es cumpliendo eficazmente con sus promesas de gobierno. Para empezar, tendrá que comenzar por desmarcarse de esos cercanos funcionarios que han sido incapaces de leer las cartas de navegación que se fija (los delfines de Anapoima) y rodearse de verdaderos gerentes que resuelvan los problemas que tienen sumergido en el atraso económico y social al país.

A mi juicio, aquí lo que hay es un problema de gerencia en Casa de Nariño. Al presidente Santos, le hace falta un Pekerman, que, desde Palacio, le mantenga ordenados a los jugadores como los pide el país. Ya no podrá darse el lujo de seguir siendo un gobernante aislado y distante y muchos menos, seguir entregándole el manejo de los fondos públicos (mermelada) y las tesorerías de las entidades claves para desarrollo del país a esa cuadrilla de políticos deshonestos de su Unidad Nacional Electoral.

Para retomar la confianza de los colombianos no basta con proponerse hacer las cosas de forma correcta y honrada, sino que además hay que efectivamente hacerlas de esa manera. Con estos resultados electorales (51%-49%), veo una marcación hombro a hombro y eso será beneficioso para nuestra democracia.

En el tintero: El pasado domingo, los puestos de votación de los 15 municipios de La Guajira estuvieron desolados, sin embargo el Presidente Santos no solo dobló su votación entre la primera (57.263) y la segunda vuelta (120.053), sino, que le ganó al actual Gobernador José María Ballestero (105.224 votos). Cosa extraña esta ah!!

Por: Indalecio Dangond

Categories: Columnista
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