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Control a lavaderos de carros

Bienvenida la labor que inició la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, para meter en cintura a los lavaderos de carros que existen en Valledupar, más de cien, pensando en cuidar el agua y en disminuir la alta carga contaminante que arrojan al alcantarillado y que finalmente cae al río Cesar.

Aunque la tarea comenzó con el control a treinta lavaderos, se aplaude el inicio, nunca es tarde para comenzar, después de estar sin licencia ambiental, despilfarrando el agua, arrojándole químicos y aceites a las aguas residuales, es hora de que se comience a ponerle tatequieto a esta desfachatez ambiental.

Conocimos que en la labor de socialización y de cierre temporal, más de carácter pedagógico, mientras los propietarios de los lavaderos cumplen los requisitos para tener los permisos de la Corporación, se presentaron inconvenientes, discusiones y rechazos a la implementación de esta medida de la autoridad ambiental.

A simple vista, lo que hacen en los lavaderos de vehículos parece una simple labor de limpieza, sin embargo, hay temas de fondo que no han sido atendidos con el rigor de la ley: los permisos de uso del suelo para comenzar, el uso del agua y el vertimiento de residuos al alcantarillado. Todo son temas claves y vitales en el manejo ambiental, que infortunadamente no habían sido atendidos por las autoridades.

Todos los lavaderos de vehículos deben tener el permiso de vertimiento y de concesión de agua subterránea. Ya 14 propietarios de los lavaderos firmaron un acta de compromiso para cumplir con la norma ambiental vigente, es un avance, pero esperamos que pronto los cien lavaderos de la ciudad hagan lo mismo. De nada sirve meter en cintura a unos sí y a otros no.

Es muy grave lo que está pasando en materia ambiental en este departamento, especialmente en su capital, donde vive el 50 % de su población (casi 500 mil habitantes). EL PILÓN ha insistido hasta la saciedad en el debido cuidado de nuestros recursos naturales, hemos denunciado cómo desvían las aguas de los ríos, de los cuales sacan el material de arrastre, cómo contaminan las riberas, talan, arrojan basura, y cómo los ciudadanos usan mal el agua que les llega a sus casas.

Los lavaderos de vehículos son otro problema porque vierten aguas residuales no domesticas al alcantarillado, generando altas cargas contaminantes que no pueden ser tratadas en la Planta de Tratamiento de Agua Residual (PTAR) del municipio. Así lo ha dicho Corpocesar y advirtió que por eso deben contar con permiso de vertimiento y de concesión de agua subterránea.

Que nos les tiemble la mano para sancionar cuando haya que hacerlo, si no cumplen, no hay permisos. Ahora falta que la Policía Nacional controle los lavaderos informales que han montado en las avenidas por donde pasan las acequias de la ciudad, a plena luz del sol, a la vista de todos. El Código de Policía les da las herramientas para cerrarlos, ¿por qué no lo han hecho?

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