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Continuar las obras, una necesidad para el desarrollo

A propósito del proyecto de la Biblioteca Pública Municipal de Valledupar, cuya planta física fue inaugurada por el gobierno de Mello Castro, pero que todavía no se ha puesto en funcionamiento, tema que abordamos en un editorial anterior, muchos de nuestros lectores y audiencias nos han preguntado por el resto de obras de la administración pasada que quedaron pendientes de su culminación.

A esos lectores inquietos les respondemos que, según versión del mismo exalcalde Mello Castro, los proyectos que quedaron en ejecución son la plaza de vendedores (al frente bomba de los Aroca), la Vía 38, el alcantarillado pluvial, la vía a Sábana Crespo, un Centro de Atención Infantil (CDI) y la vía Caracolí – Los Venados.

Entre las obras ya terminadas por el gobierno anterior y que hay que poner en funcionamiento se destacan el Cuerpo de Bomberos, SENA étnico, la mencionada Biblioteca Pública y debidamente el Pabellón de la Carne en el Mercado Público. Agregaríamos unas obras en el Parque de la Leyenda Vallenata y algunos proyectos ya diseñados como un centro de manzana. En el Centro Histórico conocido como la Plazuela de los Gitanos.

Igualmente hay obras inconclusas de otros gobiernos distintos al anterior, siendo la de mayor relevancia ‘La Casa en el Aire’, con una inversión del orden de los $10.000 millones invertidos durante la alcaldía, ‘Tuto’ Uhía.

Hay proyectos que requieren ponerse en plena operación como algunos acueductos corregimentales, cuya construcción ha tenido averías en las administraciones pasadas.

Son obras que requirieron de una gran inversión, necesarias para Valledupar, por fortuna el actual alcalde, Ernesto Orozco Durán, dijo a EL PILÓN que en su gobierno “todas se continuarán”, demostrando ponderación, responsabilidad y madurez política y administrativa.

Abandonar estos proyectos no solo sería un desperdicio de recursos ya invertidos, sino que también retrasaría el desarrollo de la ciudad y afectaría negativamente la calidad de vida de sus habitantes.

Las interrupciones o paralización de las obras pueden generar sobrecostos y prolongar el tiempo de finalización, lo cual las convertirían en una mayor carga para el presupuesto municipal y generaría frustración entre los ciudadanos. Lo peor, la gente no las quiere, empiezan a verse feas a ojos de la población.

Cabe recordar que la gestión pública eficiente requiere de planificación a largo plazo y ejecución coherente. Los proyectos que trascienden administraciones deben ser vistos como un reflejo de la estabilidad institucional.
La nueva administración en Valledupar tiene la oportunidad de demostrar su compromiso con la eficiencia y la transparencia al continuar con las obras heredadas.

Hay que informar a los ciudadanos sobre el estado de los proyectos, los plazos estimados y los recursos destinados, todo eso debe cumplirse al pie de la letra para evitar la percepción de que los cambios en el gobierno son sinónimo de ineficacia o corrupción.

Así las cosas, es de suma importancia que el gobierno municipal de Valledupar reconozca que las obras públicas no pertenecen a un alcalde o a un partido político, sino a todos los ciudadanos. Es la dirección correcta: la de la transformación sostenida y sin pausa; mensaje que extendemos a la gobernación y a las otras alcaldías.

Categories: Editorial
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